Senderos Salesianos

13 diciembre 2023

Un Coadjutor Salesiano, Santo:

 

Artémides Zatti

Oía los últimos repliques de las campanas del Santuario de María Auxiliadora, después de repetir de forma vigorosa y continuada anunciando la alegría que supone el comienzo de la celebración de la Santa Misa. Los Antiguos Alumnos lo tenemos muy conocido y entrañablemente nos traslada a los recuerdos de nuestra época de alumnos.

Gracias al Canal de Tv en YouTube, desde casa llevamos a la pantalla del ordenador, en este caso, la retransmisión de la Misa que todos los días nos ofrecen desde el Santuario. Así los que nuestro destino nos “sujeta” en el hogar, felizmente podemos asistir “in situ” a la celebración de la Eucaristía. En mi agenda diaria, tengo reservado el momento para ello y previamente suelo preparar documentándome por ejemplo, con la festividad que se recuerda de acuerdo con el calendario de la Iglesia.

El lunes 13 de Noviembre se celebraba la Festividad de San Leandro, obispo de Sevilla, de gran valía, que influyo en la conversión de San Hermenegildo y presidio el III Concilio de la abjuración de la herejía arriana y de la unidad de la fe en la Hispania. Documentándome  estaba cuando las campanas cesaron y daba comienzo la Santa Misa.

Artémides  Zatti

El Salesiano D. José Antonio Iguacel era el celebrante y como acostumbra en el inicio hace referencia al Santo del día dando unas pinceladas históricas del mismo. Mencionó a San Leandro, pero de acuerdo con el calendario litúrgico propio de los Salesianos se refirió seguidamente al Coadjutor Salesiano Artémides Zatti, enfermero laico, Beatificado el 14 de abril de 2002, por el Papa Juan Pablo II y Canonizado el 9 de octubre de 2022, por el actual Papa Francisco en la Plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. Así nos lo hizo saber y nos presentó a este Coadjutor en la brevedad que el momento aconseja.

Conozcamos y profundicemos en la vida y obra de San Artémides Zatti.

Don Bosco educaba a los Salesianos y a los jóvenes para la santidad con la frecuencia de los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía y agradecemos profundamente a Dios por la santidad reconocida en la Familia Salesiana de Don Bosco. La relación de Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios, lo pone de manifiesto ampliamente.

San Artémedis Zatti, fiel al Espíritu Salesiano y al lema dejado en herencia Don Bosco, -trabajo y templanza-, desarrolló una actividad prodigiosa con habitual prontitud de ánimo, con heroico espíritu de sacrificio, con desprendimiento absoluto de toda satisfacción personal, sin permitirse nunca vacaciones o descanso. Hay quien ha afirmado que los cinco días de descanso de que disfruto, fueron los que paso en la cárcel, a causa de la fuga de un prisionero recogido en el hospital, fuga que se le quiso atribuir a él, siendo absuelto y vuelto a su casa con la alegría y contento de todos.

Artémides Zatti nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto, Reino de Italia y falleció el 15 de marzo de 1951 en Viedma, provincia de Rio Negro, Argentina de un Cáncer hepático. Fue Salesiano Coadjutor, laico, ejerciendo como enfermero italo-argentino, siendo proclamado  como Patrono de los enfermeros argentinos.

Un sobrino suyo, fue sacerdote Salesiano, Juan Edmundo Vecchi, y llegó a ser Rector Mayor de la Congregación Salesiana entre los años 1996 y 2002.

Artémides Zaitti y su familia, eran 7 hermanos, campesinos pobres que en 1897 se trasladaron a Bahía Blanca (Argentina), huyendo del drama del hambre y de la desocupación en Europa.

Altar de Artémides en Buenos Aires

Instituto Salesiano en Viedma capital de la provincia de Rio Negro (Argentina)

Trabajaba en una fábrica de baldosas, cercana a la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced, atendida por Salesianos, a la que asistía con gran frecuencia. En contacto con aquellos extraordinarios hijos de Don Bosco hizo madurar en el joven emigrante la vocación religiosa y el deseo de ser él también sacerdote, ingresando en el aspirantado salesiano para formarse el 19 de abril de 1900.

Un año más tarde contrajo la tuberculosis y fue trasladado a la Ciudad de Viedma para curarse, donde conoció al Padre Salesiano Evasio Garrone, a quien le hizo la promesa de que si se curaba de su mal se consagraría al cuidado de los enfermos en el Hospital San José de Viedma. Repuesto de su enfermedad comenzó con su labor peregrina como enfermero de los pobres.

A medida que transcurría el tiempo, su fama de santidad creció y con ello la del servicio a los más humildes, tanto así que el 23 de mayo de 1915 publico en el Semanario católico “Flores del campo” un escrito con el lema de su vida: “Creí, prometí, sané”. Ya como enfermero iniciado, en 1902,  tuvo a su cuidado a otro “santo” argentino, Ceferino Mamuncurá. El 5 de marzo de 1903 comenzó a trabajar como encargado  de la Farmacia “San Francisco de Sales” del Hospital San José.

El 18 de febrero de 1911 Artémides Zatti proceso  como  Coadjutor Salesiano del Hospital y nombrado a la muerte del P. Garrone como Vicerrector, Administrado y enfermero. A pesar de los cargos nunca dejó de moverse en bicicleta visitando a los enfermos sin importarle el horario o la distancia, el viento o el frío constantes en la Patagonia y siempre como enfermero del Colegio “San Francisco de Sales”, del Convento de las Hermanas de María Auxiliadora, del Circulo de Obreros Católicos y de la cárcel, trabajando durante 48 años en el Hospital San José. No dudaba tampoco en transportar los cadáveres sobre sus espaldas para llevarlos a la cámara mortuoria.

El 19 de julio de 1950 cayo de una escalera, y con ocasión de ese accidente se le manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo diagnosticó. Continuó con el cuidado de su misión durante unos meses hasta que su enfermedad lo incapacitó. Aunque mantuvo su lucidez hasta el final, cuando supo que llegaba su fin, él mismo redactó su Certificado de defunción, falleciendo el 15 de marzo de 1951, a los 70 años

Sus restos descansan y reciben culto en la Iglesia del Sagrado Corazón, en el Instituto San Juan Bosco de Viedma. Artémides Zatti fue hombre de Dios que radiaba luz de su presencia.

 

Manuel Carranza

 

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