ELOGIO A MARÍA MADRE DE JESÚS,
NUESTRA MADRE
Entramos en el mes de Mayo de este 2023, un mes especialmente dedicado a la Virgen María. El mes de mayo recibe dicho nombre de la diosa romana Maia, diosa de la primavera y la fertilidad, a quien estaba dedicado en la Antigüedad. En la Edad Media comenzaron los cristianos a asociar este mes con la Virgen María, y por ejemplo se menciona en las Cantigas de Santa María del rey Alfonso X el Sabio (S. XIII) comparando la belleza de María con la del mes de Mayo.
La celebramos denominándola con múltiples nombres. En Salesianos, la advocación es: AUXILIADORA. Su Santuario goza de gran aceptación y es devocionario de una mayoría de oscenses durante todo el mes de Mayo donde se celebra el rito de las flores, el rosario, el canto de la Salve y la fiesta grande del 24. ¡Cuántas veces, a lo largo de la Historia, cuántas veces en la vida se le ha pedido ayuda, socorro, auxilio! Y bien seguro los ha prestado y ha sido y es intercesora en salvar toda clase de situaciones. Quién no recuerda aquellos hechos de la Biblia en que se pone presta a ayudar a su prima Isabel, o en el acontecimiento de los que se casaron y por su intercesión (“haced lo que Él os diga”), Jesús procura que haya el vino necesario para el banquete de bodas en Caná de Galilea.
En nuestra ciudad y su entorno, el mes de Mayo empieza con las tradicionales romerías: a la casa de Loreto, a la Virgen de la Huerta y Salas, a Cillas, a Jara; y también a la Virgen del Viñedo a donde acuden los doce pueblos del Abadiado de Montearagón con sus Doce Cruces; o a la Virgen del Pueyo en Barbastro; o a la Virgen del Romeral en Binéfar; o a la ermita de La Purísima en Apiés; o al Santuario de Nª Sra. De Dulcis en Buera; sin olvidar el barrio de San Lorenzo, uno de los más típicos de Huesca, que celebran las fiestas a la Virgen de Monserrat a finales del mes de abril.
Le ponemos toda clase de nombres y adjetivos, desde los lugares geográficos a las más notables de sus virtudes. Es la manera de ensalzarla y enaltecerla.
En la Historia del Arte, ya los magníficos artistas tanto pintores como escultores del Renacimiento y Barroco sobre todo exaltan en sus obras a María. Por ejemplo, Miguel Ángel Buonarroti cuando esculpe en mármol de Carrara a sus 23 años la imagen de la Virgen muy joven, de un acabado perfecto y pulido, alega que es porque su pureza es lo que precisamente salvó a su cuerpo del envejecimiento, de ahí el rostro con sus rasgos de una belleza espiritual. Rafael Sanzio será otro gran artista cuyo tema favorito eran las “Madonna” (Virgen con Niño), como madres amorosas con su Hijo, o sea, el ideal platónico del amor materno, traspasado a la Virgen como prototipo de “ternura amorosa”. El Greco en sus primeras obras también representa a la Virgen triunfante en el cielo adorada por los ángeles y majestuosa en su Asunción con su túnica azul de amplios pliegues. Y Alonso Cano, uno de los más relevantes artistas del barroco español, en su búsqueda del ideal de belleza y serenidad, plasma su concepción estética en la talla de madera de cedro policromada de la Virgen Niña, considerada una de las obras cumbre de la plástica mariológica.
Pero quisiera comentar que además en nuestra ciudad de Huesca ha existido y sigue existiendo una encomiable singularidad para elogiar la figura de María que podemos visibilizar en lugares sagrados, dignos de admiración y belleza.
En el interior tanto de la Catedral como de la iglesia de Santo Domingo encontramos en pinturas, esculturas, en retablos, en los muros, los recursos para aclamar, alabar y gloriar a la Madre de Dios y a través de las advocaciones de los comitentes, los mecenas o los que sufragaron dichas obras de acuerdo con su devoción mariana.
En la Catedral la protagonista es también la Virgen María esculpida en el centro del tímpano de la portada bajo dosel y siendo visible en el hastial interior sobre la puerta principal en un gablete con crestería de cardinas góticas, inscrita en el rosetón cuadrilobulado, una bonita esculturita de María como Virgen de la Alegría en piedra policromada. Ya en su interior nos guiamos por un itinerario mariano a través de sus capillas dedicadas: la de La Purísima o Inmaculada cuyo retablo contiene su imagen en madera policromada rodeada de sus títulos de honor: “rosal florido”, “fuente de sabiduría”….En esta capilla tiene lugar la celebración del “Tota Pulchra” con sus tres instituciones históricas (cabildo catedralicio, Ayto, Instituto Ramón y Cajal) recordando el “voto” o compromiso de la ciudad con la Inmaculada en 1651 para expresarle su agradecimiento; la capilla de Nª Sra. Del Rosario o de Sta. Mª del Alba pues en la hornacina central del retablo se conserva la imagen original de piedra policromada; la capilla de la Virgen del Pilar, en el centro del retablo tardobarroco se encuentra su imagen y delante la pila bautismal de jaspe y madera tallada.
La Capilla de San Joaquín presenta una suntuosa verja de piedra negra, alabastro, maderas doradas y reja de bronce que está coronada por una escultura de La Inmaculada de alabastro. Dicha imagen, gracias a los óvalos del tambor de la cúpula, es iluminada en los equinoccios de otoño y primavera, atravesando un rayo de sol la corona y nimbo de la Virgen haciendo brillar las piedras de colores que la adornan. Es el llamado fenómeno del “Asoleo” o juego de luces que pone en valor las palabras del Evangelio: “como el rayo de Sol atraviesa el vidrio sin mancharlo ni romperlo…” Nada se debe al azar, sino que ángulo y altura determinados son dirigidos para que incidan en la notable figura de la Inmaculada Concepción encarnada en una luz en torno a los hechos evangélicos.
La capilla de San Jerónimo guarda la imagen de La Virgen del Voto, cuya denominación he comentado más arriba en este escrito. Una pequeña imagen de vestir del S. XVIII en la hornacina del centro del retablo es ante la que la Universidad sertoriana con el cabildo Catedral y municipal hicieron la promesa por verse libre la ciudad de la peste de 1651.
Capilla de Nª Sra del Populo o del Pueblo. Está representada en una sarga gótica (S. XV) pintada en el centro del retablo. Se trata de una advocación importada de Italia de la basílica de sta. María la Mayor.
Y la Cripta de los Lastanosa, es un panteón funerario para la familia Lastanosa. Presidida por el retablo con lienzo de La Inmaculada que encargó el prócer y mecenas D. Vincencio Juan pues tradicionalmente la familia mostraba adhesión a la devoción mariana y además se reafirmó por el papa Alejandro VII la doctrina y el culto de la Inmaculada Concepción de María promulgando la bula Sollicitudo Omnium Ecclesiarum en 1661 reinando en España Felipe IV que lo impulsó y se celebró entusiásticamente. Y pintada tal como se describe en el Apocalipsis (12, 1): “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Es decir, en la plenitud de su belleza.
En la iglesia de Santo Domingo la ornamentación constituye una serie de eternas alabanzas pintadas a la Reina del cielo siguiendo la máxima que atribuyó Gregorio Magno a las imágenes sagradas: “lo que un libro es para quienes saben leer lo es un cuadro para gente ignorante que lo mire……en un cuadro pueden leer quienes no sepan las letras”. Se muestran en las claves de la nave: “Virgen poderosa”, “Torre de David”, “Puerta del cielo”.
En la cúpula se nos muestra la exaltación de la Virgen del Rosario en la Gloria celestial rodeada de los ocho santos principales de la Orden de los dominicos (Sto. Domingo recibiendo el rosario de la Virgen) además de los ángeles músicos. En las bóvedas angelotes con ramos de flores a su Reina; en los arcos torales los símbolos marianos de los Salmos, Cantar de los cantares, ..; en las pechinas los hechos gozosos de la Virgen. Además, en esta Gloria dominica se intercalan las cualidades de María: “brillante como el Sol”, “hermosa como la luna”; y los emblemas marianos donde los escudos de los benefactores de esas pinturas flanquean el monograma coronado de María Reina.
El Retablo mayor de 1672 está dedicado a la Asunción de la Virgen contemplada por los santos dominicos. Su cuadro central es del artista Vicente Berdusán, gran pintor de motivos religiosos destacando su sensibilidad y devociones.
La Capilla del Rosario es una iglesia cruciforme en miniatura. En el acceso a la misma observamos las imágenes en estuco de S. Lorenzo y S. Vicente y de S. Jorge y Santiago que dan la bienvenida a la Virgen. En los relieves laterales de estuco se presentan la aparición de la Virgen a Sto. Domingo y al otro lado la salvación de los devotos náufragos apareciendo la Virgen triunfante sobre la embarcación. En el crucero las alegorías que recuerdan que la Virgen es: Salud, refugio, consuelo y auxilio. Y por último en las pechinas de la cúpula aparecen las alabanzas a la Virgen.
La capilla de la Virgen de la Piedad, antiguamente propiedad de la familia Lastanosa con la advocación de S. Juan Evangelista donde tiene protagonismo el águila de San Juan. La pintura central del retablo que representa La Piedad es copia de la de José Ribera que hizo en Nápoles. (1737)
La capilla de la Virgen de la Aurora que toma su nombre del popular rosario que se reza al despuntar el alba. En el centro del retablo se expone en una vitrina la imagen de vestir de la titular.
Al igual que los artistas rinden un relevante homenaje con sus obras y sus mensajes en retablos, pinturas y esculturas en los templos y santuarios a la Virgen en sus múltiples advocaciones, nosotros admiramos este patrimonio cultural, religioso y artístico que debemos valorar en todos los sentidos y sirva este escrito de humilde homenaje a la Madre nuestra en este mes de Mayo.
¡¡¡FELIZ FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA!!!
¡¡¡FELIZ 24!!!
BIBLIOGRAFÍA:
- “La Catedral y el Museo Diocesano de Huesca”. – JM Nasarre y S. Villacampa. Edita: Catedral de Huesca. Cofradía del Santo Cristo de los Milagros
- “La Iglesia Oscense de Santo Domingo. Poesía para contemplar”. F. Alvira L. y C. Fontana C. Ed: IEA y DPH
- “Ideario y Devoción en la Capilla de los Lastanosa de la Catedral de Huesca”. Mª Celia Fontana Calvo. Instituto de Estudios Altoaragoneses. DPH
- “La capilla de los Lastanosa en la Catedral de Huesca”. Mª Celia Fontana Calvo. Ed: Prames
