Queridos amigos y amigas:
A lo largo de 7 años he sido el director de la Casa de Huesca. Han sido siete años intensos. El inicio de mi mandato coincidió con la inauguración de la nueva Inspectoría. El año que hubiera tenido que concluir mi misión, la pandemia nos destrozó los plazos y fui renovado por tres años más, pero un año después el padre Inspector me pide otro servicio: acompañar desde Huesca a la Obra salesiana de Monzón que queda este curso sin comunidad. Eso supone que, para facilitar mi nueva misión, voy a dejar de ser director.
A lo largo de estos 7 años he trabajado con ahínco por la casa de Huesca. Ser director de la Obra me ha llevado a estar cerca de todas las secciones de la casa para animar y coordinar, con más o menos acierto, pero con la mejor de las voluntades. Además de cuidar y animar a la comunidad, que ha sido mi misión primordial, como director de la obra he procurado trabajar por la unidad de todos, por orientar pastoralmente todo lo que se hace en Casa y por acoger especialmente a los chicos y chicas más desfavorecidos.
Después de estos años:
- Quiero agradecer a todos el camino realizado en estos años, de una manera especial a los miembros del COS (Consejo de la Obra), del EPJ (Equipo de Pastoral Juvenil), del Claustro y, especialmente, a los monitores y monitoras del Club Amigos con quienes he compartido tantísimas horas e ilusiones.
- Quiero pedir perdón por las ocasiones en las que, por mi forma de ser, alguien se haya podido sentir ofendido por alguna de mis palabras o acciones. Si así ha ocurrido, os aseguro que no ha sido intencionado; creo, eso sí, que mi misión también ha sido la de corregir cuando algo no estaba bien y lo he hecho sin callarme nada, por más que me costara hacerlo.
- Quiero, finalmente, pediros que estéis al lado del nuevo director, Rufino, como lo habéis estado conmigo, con afecto y con ganas de arrimar el hombro. Él, que conoce bien nuestra casa y ya ha vivido en Huesca, va a ser el director de la Obra y él va a tener la última responsabilidad de todo lo que acontezca en la Casa.
Nuestra comunidad afronta un reto nuevo: deberá animar las obras salesianas de Huesca y de Monzón. Eso llevará a que yo esté varios días en Monzón dando clases y trabajando pastoralmente. En Huesca también daré clases (alguna menos) y mi nueva situación permitirá que pueda tener más tiempo para dedicarme al Club Amigos y Centro Juvenil.
Lógicamente, Rufino ocupará el despacho que he tenido estos años. Yo me instalaré durante los días de la semana en la sala de monitores; el fin de semana serán los monitores los que la ocupen para sus trabajos, pero localizarme es bien fácil. Aunque cambia mi misión, sigo estando a vuestra disposición en Huesca para todo lo que deseéis.
Muchas gracias por todo. SOMOS UNO. Seguimos adelante porque NOS MUEVE LA ESPERANZA.
Un abrazo, Josan.