Inicios de Juan Bosco en “su Teatro”
Sí, hablaremos de Teatro como no puede ser de otra cosa al cobijarnos tras el Telón de nuestra habitual sección. El Teatro estará “eclipsado” por esta nefasta nube (llamase Covid-19) que pese a ser invisible nos oscurece el escenario, el “tapabocas” nos oculta el activo guion labial de la obra, pero la mente, ¡ah la mente!, la mente bulle libre y se las campa de obra en obra, de guion en guión, con esa amplia imaginación y proporcionada ilusión que todos los amantes del Teatro aportamos.
Y pensando, pensando, sin salirnos de nuestro Teatro Salesiano, mientras los actores esperan y también el público a que “escampe”, miraremos el pasado, los inicios de la apertura al teatro en la mente de Don Bosco.
Ya en nuestro último y recién estrenado en “online” HUESCA Y DON BOSCO del pasado mes de Enero, abríamos la ilusión, a modo de telón imaginario, de Don Bosco por el Teatro en el Oratorio de Valdocco y aun antes. Pero ese antes siendo ya sacerdote viene precedido de toda una vida de Teatro en el sentir de Don Bosco como medio de comunicación y enseñanza.
Queremos acercarnos a los orígenes de su Teatro, a esa raíz psicológica y social, pedagógica y de enseñanza que lo abarca ampliamente.
Veo su origen desde el primer momento en el que aprende a leer y escribir entre los siete y ocho años (1824-1825), desplazándose para estos inicios dentro de la jurisdicción de Castelnuovo a Capriglio, pueblo natal de su madre, más cercano, a 2,5 km. de distancia a diferencia de los 5 km. de Castelnuovo, lo que suponía un recorrido de cuatro veces al día por caminos campestres durante el buen y mal tiempo de casa a la escuela, volviendo para la comida del mediodía (pan y sopa).
Con sus nueve años y el sueño tenido con la Virgen, le sitúa en nivel “superior” al del campesinado e inclusive con los de su misma edad. Situamos por tanto las primeras fuentes del Teatro o “Teatrito” en los prados, en los establos (los campesinos piamonteses acostumbraban hacer tertulia en los establos para defenderse de los rigores del invierno), como los primeros escenarios que encuadran perfectamente con las primeras experiencias de Juan Bosco como “actor”.
Aun cuando Juan Bosco no advirtiera, ciertamente, esa importancia en sus “recitaciones”, ni se propusiera más tarde teorizar sobre su “Teatro establo”, es oportuno situarlo dentro de un contexto popular adecuado al momento y a sus circunstancias.
A los 9 años de edad, Juan iba convirtiéndose en líder de los chicos campesinos de su vecindad. Había empezado a reunirlos para entretenerlos con trucos y cuentos y para enseñarles el catecismo. Margarita, su madre, no solo le permitía esta actividad, sino que le animó y ayudó, tal vez adivinando los signos de su futuro estado, al haber interpretado de hecho, el sueño tenido en aquellos años adivinando así el sentido vocacional.
“Los de mi edad me querían y me respetaban mucho, porque aunque era pequeño de estatura, tenía fuerza y coraje para meter miedo a compañeros de mi edad”, nos dice las Memorias del Oratorio.
Fuerza y coraje para montar un Teatro o “Teatrillo” a nivel universal ¡Y que Teatros, nada de Teatrillos”, empezando por el que disfrutamos en nuestro Colegio de Huesca!