REGLAS PARA EL PEQUEÑO TEATRO (y IV)
A mediados del siglo XIX, Giovanni Melchiore Bosco, más conocido por Don Bosco o San Juan Bosco, funda lo que él llamó “Oratorios” instituciones donde se impartía la enseñanza de un oficio a los jóvenes para prepararlos en la vida y mantenerlos alejados de cualquier actividad delictiva, algo que había realizado siglos atrás San Felipe Neri.
Posteriormente en dichos Oratorios se dictarían cursos regulares (matemáticas, lengua, etc.) convirtiéndose posteriormente en los colegios salesianos.
Al ser internos, los alumnos disponían de tiempo libre y es aquí donde Don Bosco introduce la práctica del teatro entre los jóvenes como una herramienta invalorable de enseñanza. Lo interesante es que prepara un reglamento para dicha actividad que se conoce como Reglas para el Pequeño Teatro.
Si revisamos dichas normas, veremos que no sólo han mantenido su vigencia en el tiempo, sino que siguen siendo una pauta imprescindible en la formación de elencos en las escuelas que no deben pasarse por alto.
A ustedes maestros de teatro, comentó Don Bosco, les transcribo las “Reglas para el Pequeño Teatro” con la intención de que fueran aprovechadas.
Libreto de la Galería Dramática Salesiana
“Reglas para el Pequeño Teatro”
1.- La finalidad del Pequeño Teatro es regocijar, educar e instruir moralmente a los jóvenes en la mayor medida posible.
2.- Se designa un director del Pequeño Teatro, quien debe tener informado al director de la casa, a su turno, sobre aquello que se desea representar y el día a establecer, y quien debe además convenir con lo mismo, tanto la elección de las representaciones como los jóvenes que deben subir a escena.
3.- Entre los jóvenes destinados a representar se preferirá a los mejores en conducta, quienes de vez en cuando y para que sirva de estímulo, serán reemplazados por otros compañeros.
4.- Aquellos que estén ya ocupados en el canto o en el sonido procuren mantenerse extraños a la actuación. Sin embargo, durante los intervalos podrán declamar un trozo de poesía u otra cosa.
5.- Tanto como sea posible, los directores de arte quedan liberados de representar.
6.- Procúrese que las composiciones sean amenas y aptas para recrear y divertir, pero siempre instructivas, morales y breves. Lo demasiado extenso, además de prolongar las molestias de los ensayos, generalmente cansan al auditorio, hace perder el valor de la representación y provoca aburrimiento aun con las cosas apreciables.
7.- Evítense aquellas composiciones que representen actos atroces. Se tolerará para alguna escena un poco seria, pero serán quitadas del medio las expresiones poco cristianas y aquellos vocablos que, dichos en otra parte, serían juzgados groseros o demasiado vulgares.
8.- Que el director esté siempre presente en los ensayos, y cuando éstos se efectúen de noche no deberán prolongarse más allá de las diez. Una vez terminados, debe vigilar que cada uno vaya en silencio inmediatamente a descansar, sin entretenerse en charlas que son por demás dañosas y ocasionan molestias a aquellos que están ya descansando.
9.- Que el director tenga buen cuidado en hacer preparar el escenario el día antes de la representación, de modo que no se deba trabajar en el día de la misma.
10.- Que sea riguroso en procurar vestuarios decentes y de poco costo.
11.- Que para cada entretenimiento esté de acuerdo con los jefes de sonido y de canto acerca de los trozos de música a ejecutarse.
12.- Que no permita, a quien quiera que sea, que sin un justo motivo entre al escenario y menos todavía a los camarines de los actores, y además vigile que durante la representación no se mantengan conversaciones particulares, y también que se observe la mayor decencia posible.
13.- Que disponga que el teatro no moleste el horario acostumbrado y, habiendo la necesidad de cambiarlo, hable primero con el Superior de la Casa.
14.- Que nadie vaya a cenar aparte; que no se den premios, señales de estima o elogios a aquellos que sean favorecidos por Dios con aquellas aptitudes para representar, cantar o ejecutar. Ellos ya son premiados con el tiempo que se les deja libre, y con las lecciones que se dan en su beneficio.
15.- Que impida en lo posible las roturas en la preparación y desarme del escenario y el deterioro en los vestuarios y utilería del Pequeño Teatro.
16.- Que conserve con cuidado en la pequeña biblioteca teatral los dramas y las representaciones reducidas y adaptadas al uso de nuestros colegios.
17.- No pudiendo el director por sí solo, desempeñar cuanto prescribe este reglamento, le será establecido un ayudante que es el llamado traspunte.
18.- Que recomiende a los actores una emisión no afectada de la voz, pronunciación clara, gesto desenvuelto y decidido; esto se obtendrá fácilmente si estudian bien las partes.
Teatro del Colegio empleado desde el año 1912 al 1954, que fue inaugurado el actual
La Pasión 1967. Jesús (Daniel Laliena) ante Pilato.
La Pasion 2.005. Tres actrices con “cantera”: María José Mallor, María Cabrero y María José Gella.
Romanos y fariseos “confraternizan” en un merecido descanso
19.- Considérese que el encanto y especialidad de nuestros Pequeños Teatros consisten en abreviar los intervalos entre uno y otro acto con la recitación de composiciones preparadas y recabadas de buenos autores.
Han pasado muchos años de la redacción de estas Normas redactadas por Don Bosco, sin que dejen por ello de tener su importancia y actualidad