Senderos Salesianos

14 marzo 2022

Música: ¿queda algo por hacer?

 

En nuestro último artículo comentábamos de donde sacaba tiempo Don Bosco  para realizar tantas actividades que asombraban por su número. Y apuntábamos cuatro secretos en el que el primero era la constante tranquilidad que le permitía  realizar sin detrimento de las facultades intelectuales. Un segundo, la práctica que tenía en los negocios, a base de paciencia unida a la gran confianza en Dios. Y el tercer secreto para hacer tantas cosas, era la constante y exacta ocupación del tiempo. Nos quedó un cuarto secreto que dejamos para una próxima ocasión, y a ello vamos.

El cuarto secreto era la templanza, o mejor decir, su inflexible penitencia, pues siempre estaba dispuesto a cualquier trabajo fuese de la índole que fuera. Muchos eran los que le pedían descanso para bien de su salud, pero Don Bosco les respondía: “Descansaremos en el Paraíso ¡Ah Paraíso! El que  piensa en ti en este mundo, no sufre cansancio”.

Don Bosco en las calles de Turín, con un grupo de jóvenes cantores

Otra actividad que brilló en el Oratorio de Valdocco y que se sigue existiendo en muchos colegios actualmente, son los coros de canto y las Bandas de música.

Conociendo Don Bosco el gran entusiasmo que la música despierta en el pueblo italiano, organizó entre las jóvenes prácticas de canto a las que añadió en el Oratorio enseñanzas de piano, armónium, órgano y música instrumental. Fue tal la habilidad y renombre que los niños del Oratorio llegaron a alcanzar en la música, que no tardaron en ser llamados a tomar parte en las mayores solemnidades de las principales iglesias, no solo de Turín, sino también de los pueblos vecinos.

Dos distinguidos músicos, gloria del clero piamontés, ayudaron a Don Bosco en la formación de la nueva sociedad filarmónica. Los fieles acostumbrados a oír tan solo voces robustas, al escuchar las angelicales y delicadas voces de los niños, cual si oyeran unas melodías del Cielo, llegaban a derramar lágrimas de ternura. Esto hacía que el Oratorio fuera cada vez más conocido,  y atraía a gran número de niños que pasaban las horas con la mayor alegría, sin acordarse para nada de otro género de diversiones.

El tiempo en que Don Bosco hacía verdaderos esfuerzos para despertar el fervor de los jóvenes, era la Semana Santa. Los llevaba el Jueves Santo a visitar Monumentos, preparando de antemano algunas piezas de música sagrada que cantados en las iglesias que visitaban, atraían a numerosos jóvenes que se añadían a la ya respetable fila que había salido del Oratorio. Muchas personas conmovidas por la ternura que respiraba aquel acto, seguían a su vez a los niños.

Nuestro Colegio no podía ser menos y no dejó de tener su Banda de música y su importancia. La integraban 28 jóvenes y fue tanto el interés y la maestría de su interpretación, que llegan a recibir invitación para actuar en la procesión del Santo Entierro en la Semana Santa de Marzo de 1910. Al final  les pesó la responsabilidad y no se atrevieron.

Sí, lo hicieron, en la procesión del Corpus Christi el 29 de mayo del mismo año. Era la primera actuación pública. No llevaban uniforme pero Huesca entera quedó complacida e impresionada. El uniforme llegó meses más tarde y fueron estrenados el 15 de Enero del siguiente año 1911 en una selecta Velada musical.

Su elegancia se dejó ver en la procesión del Santo Entierro el 14 de abril. Nos satisface anotar que ese mismo año, la Junta de Festejos que organizó los diversos actos en honor del Patrono San Lorenzo, invitó a la Banda del Colegio a diversas actuaciones, destacando el Concierto celebrado el día 12 de Agosto en la Plaza del Mercado, con una duración de tres horas.

Tomás Nervi, Director de la Comunidad Salesiana de Huesca y D. Antonio Aparicio, Director de la Banda de música del Colegio, año 1912

Amplio fue el repertorio con repetición de algunas de las partituras a petición unánime del numeroso público que llenó la plaza. Y según lo investigado y de las informaciones que hemos dispuesto, fueron varios los pasacalles que la Banda del Colegio Salesiano realizó.

Otro dato curioso, que destacamos, fue la actuación en el cerro de la Ermita de San Jorge, en la plantación de los pinos, al celebrarse la Fiesta del Árbol en los años 1912 y 1913. Don Bosco no perdió el tiempo y su ejemplo se multiplico y se multiplica a lo largo de toda la historia.

Y los Salesianos de Huesca, al “rebufo” siguen el ejemplo.

Manuel Carranza

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