Senderos Salesianos

30 septiembre 2023

Luisito el de las PILDORETAS

 

Decir “Luisito” es recordar el Oratorio; decir “P I L D O R E TA S”, es recordar el Oratorio y recordar o decir Oratorio, es dar comienzo a una historia inmensa, inacabable, humana, de enseñanza, catequesis, de Familia que se multiplica, humilde, sencilla, que empezó con un sueño de un joven, mejor de un niño, que se hizo realidad y sigue de la mano de una Madre que no deja a su predilecto hijo, porque predilectas son sus obras, sus caminos, sus Senderos Salesianos.

Y como toda obra grande que viene de la mano del Señor, no es fácil dar con su comienzo, empezar, humanamente hablando. Nos perdemos, como perdido me encuentro y habrá que pasar muchas hojas y elegir el comienzo que concrete un poco de todo un mucho.

Dejadme “presumir” de una fecha en la que como decía irónicamente Leopoldo Alas, Clarín: “me nacieron en Zamora…”. En mi caso   en Huesca el 8 de diciembre de 1938, fiesta de la Inmaculada Concepción. Hace por tanto 182 años, del hecho acontecido también, en la sacristía de la Iglesia de San Francisco de Asís, en Turín.

Patio de recreo del Colegio en los años 40

El Señor con la mediación de María llamó a Don Bosco a cuidar de “la juventud pobre, abandonada y en peligro”. Quiso que no estuviera solo, sino que fuera padre de una gran familia y guía de una multitud de jóvenes. Por  eso su historia estaba por empezar. Y este fue el principio.

Valdocco quedaba lejos, el camino no sería fácil, pero los pasos sí lo eran seguros. Todos recordamos la presencia de Bartolome Garelli en la sacristía el 8 de diciembre de 1844, fecha a la que ya nos hemos referido y del que tantas veces sacamos a colación. Don Bosco llevaba un tiempo viendo por las calles de Turín a tantos jóvenes solos, abandonados, desocupados, expuestos a vicios y peligros. Había visitado las cárceles acompañando de D. Jose Cafasso su querido discípulo y sintió en su alma la difícil tarea de catequética a los presos, mientras les oía horribles blasfemias y palabras obscenas. Coincidía todo ello con su sensibilísima alma y el vivo deseo de Don Bosco de salvar a la juventud de tanta ruina.

Y comenzó su obra con Bartolome, con el inicio de los que fueron los Oratorios, encuentros básicos con la juventud en los lugares más variados. Había que fijarlos, situarlos, pero ¿Cómo? ¿Medios? Había mucho que andar y el camino largo y penoso no faltó. Pero demos un salto.

Por intersección de su Confesor D. José Cafasso, Don Bosco fue nombrado Director Espiritual del Hospital de Santa Filomena, fundado por la Marquesa Barolo. Este Hospital era una de las muchas obras que la caritativa Señora había establecido para las niñas pobres menores de ocho años dirigidas por las Hermanas de San José.

Don Bosco al hacerse cargo de la Dirección espiritual de este establecimiento, iba poco a poco acercándose al sitio que la Divina providencia le destinaba como campo de sus fatigas; estaba ya en el barrio de Valdocco. Obediente siempre a su confesor, acepto el nuevo cargo, pero con la condición de que sus niños pudiesen visitarle, reservándose además la libertad de continuar sus tareas.

El cuarto que se le destino en el Hospital para su personal estancia pronto se hizo pequeño ante el grupo de jóvenes que venían a verle crecía cada domingo. Por mediación del Sr. arzobispo consiguió de la Marquesa dos salas todavía sin estrenar del Hospital. En una de ellas fue instalada la nueva Capilla que dedicado al glorioso San Francisco de Sales se inauguraba –Don Bosco lloró de alegría– el día 8 de diciembre de 1944 Festividad de la Inmaculada.  Desde este día será el lugar en el que se reunirían sus chicos y se llamó Oratorio de San Francisco de Sales.

Los pasos hacia el Oratorio.

Después de su ordenación sacerdotal a sus 26 años ingresa en la Residencia Eclesiástica de Turín para el trienio de especialización. Además del estudio, Don Bosco es orientado al ejercicio pastoral en las parroquias y en las escuelas de los barrios pobres, en las cárceles e instituciones caritativas.  Gracias a este ministerio toma conciencia de los problemas de una ciudad en rápido crecimiento demográfico.

Queda impresionado sobre todo por el abandono educativo en que se encuentran los jóvenes y decide dedicarse a ellos. Así inicia en los primeros meses unas jornadas de catequesis durante los domingos con un grupo de jóvenes trabajadores que pronto se consolida.

Los sábados iba a las cárceles con los bolsillos llenos de tabaco, de frutas y de panecillos, con el objeto de conquistar aquellos chicos que tenían la desgracia de ser encarcelados y asistirlos de alguna manera y hacerlos sus amigos y lograr que fueran al Oratorio cuando salieran de la cárcel.

Con la aceptación por Don Bosco del cargo al que antes nos hemos referido en el Hospital de Santa Filomena fundado por la Marquesa de Barolo, el Oratorio de Valdocco iba tomando fuerza. El Oratorio pronto sería un hecho y la presencia con el tiempo y en todo lugar de los Padres Salesianos sería la base del comienzo o nacimiento del Oratorio.

Huesca, Salesianos y su Oratorio

Llegó el día de la llegada de los Salesianos a Huesca. La primera actividad salesiana, verdadera cuna de la que fluye el espíritu de Don Bosc es el Oratorio. Desde septiembre de 1904 hasta abril de 1906, los Salesianos se dedicaron a las actividades del Oratorio durante todos los domingos y días festivos.

El mismo Don Bosco definió el Oratorio “como un centro para entretener a la juventud durante los días festivos con agradables y honestos recreos después de haber asistido a las funciones de la Iglesia”.

La Crónica e Historia de la Casa Salesiana de Huesca —a la que me referiré en próximas ocasiónes— nos da el primer dato del inicio de las actividades del Oratorio el 22 de abril del año 1906 comenzando a las 2, Bendición a  las 4 y final de actividades a las 7. La comunidad la formaban seis salesianos quienes prepararon el 24 de mayo la primera Fiesta de María Auxiliadora con dos primeras comuniones y Trisagio por la tarde.  

El Padre Viñas el tercero primera fila derecha y Luisito Santamaría tercero primera fila izquierda. Fotografía de los años 40 con los Antiguos Alumnos a quienes reconocemos algunos.

Recuerdo de mi Primera Comunión en la Capilla de Maria Auxiliadora del Colegio el día 15 de mayo 1947

Caló pronto en la ciudad de Huesca la forma de actuar con los jóvenes y fue la prensa local quien dio satisfactoria información de ello. Bajo el titular “Por los niños de Huesca”. “En el hermoso Colegio, detallaba la crónica a dos columnas, que en la Avenida Monreal regentan los reverendos Padres Salesianos, existe una admirable institución, cuya noticia tal vez no haya llegado nunca a oídos de nuestros lectores: nos referimos al Oratorio festivo. Un lugar espacioso y alegre, al aire libre, abierto todos los domingos y días festivos donde centenares de niños corren, saltan, juegan y se entretienen sin peligro alguno de cuerpo y espíritu. Un lugar donde esos centenares de niños son cariñosamente invitados a cumplir sus deberes y piedad cristiana”.

Durante la semana los Salesianos se dedicaban al acondicionando del interior de edificio para poder iniciar, como así fue, las correspondientes clases de enseñanza en el próximo Curso 1906/1907. El 2 de octubre llegaba el nuevo Director, D. Vicente Schiralli, procedente de Turín y al día siguiente se iniciaba el Curso con una clase de Párvulos, tres dedicadas a 1ª, 2ª 3ª elementales y una dedicada a Canto y Solfeo. La 1ª Elemental estaba a cargo el Salesiano D. Rafael Mercadé, que se despidió de Huesca siendo Director del Colegio haciendo su presencia en Huesca en la celebración de entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad de Huesca por el Excmo. Ayuntamiento en sus 75 años de estancia de los Salesianos en Huesca, el 4 de noviembre de 1979.

Dejamos pasar unos años y nos situamos en el Colegio de los Padres Salesianos, donde se celebran las clases normales de cada día, las nocturnas, incluidas las de mecanografía y taquigrafía, las de comercio, las actividades del Círculo “Domingo Savio”, el Grupo de Canto del Colegio, las actividades de la Asociación de Antiguos Alumnos preparando por las tardes noches los ensayos de selectas obras de Teatro o de la Galería Salesiana tan llenas de intriga y humor. Todo a pleno funcionamiento llena el recinto.

Pero vamos a lo que sucede en uno cualquiera de los domingos del año o días festivos en el ámbito “oratoriano”, donde los jóvenes se multiplican y desarrollan unas actividades muy básicas en la formación pedagógica de Don Bosco hacia los jóvenes.

Año 1943. El Padre Salesiano D. Guillermo Viñas llegaba al Colegio Salesiano de Huesca como Director. Había nacido en la localidad de Ainsa, primera capital que fue del reino de Sobrarbe, baturro de buena cepa, y convertido desde sus primeros años que llegó a Sarriá como novicio, en una primera estrella del amplio firmamento del mundo salesiano.

Inmenso su recorrido por España, sus obras por los Colegio Salesianos, los Oratorio las vivencias con tantos jóvenes alumnos, Antiguos Alumnos, Cooperadores y la numerosa muchachada de los domingos y días festivos. Pero estamos en Huesca y aquí nos quedamos como lo hizo el Padre Viñas hasta el año 1949.

D. Guillermo Viñas

Tenía 7 años (año 1945) cuando de la mano de mis queridos padres entrabamos felizmente en el Colegio Salesiano, (y aún no he salido) ¡qué gran suerte! Durante cuatro años disfrute de la presencia de D. Guillermo Villas y de una Comunidad inolvidable, de los que recuerdo a cuatro muy especialmente: dos salesianos, D. José Castell y D. Jerónimo Hernández y dos novicios D. José María Azpiazu (fallecido antes de ser ordenado sacerdote) y D. Enrique Ramón.

El Padre Viñas era muy del Oratorio, su presencia diaria en los recreos lo delataba. Entre otras muchas y variadas actividades o “trabajos” eran los chicos del Oratorio y en él un domingo afortunado para todos ellos, apareció Luisito, si, Luisito Santamaría, (hermano del párroco de San Lorenzo) con todo su fervor a María Auxiliadora y conocedor del cariño de Don Bosco a los jóvenes. Encontró al Padre Viñas sobre los años 40, y tomo fuerte las riendas que no soltó hasta muy pasados los años 50. 

Los alumnos por nuestras clases, pasábamos la semana en el Colegio, pero llegado el domingo… también. Campeonatos de futbol por clases y por equipos, juegos de salón, teatro o cine, pero además no estábamos solos. Grupos de chicos formando un amplio círculo que “acosaban” para su enseñanza y adquirir premio, a un hombre de poca altura, cenceño, ingenioso que sobre la marcha preguntaba y el primero que acertaba tenía premio. Las preguntas eran culturales, pero especialmente religiosas.

Si bien la decías premio: una ¡¡¡pildoreta!!! de variados colores. Otra pregunta y otro acierto, nuevo y valioso premio: una ¡¡¡pildoreta!!!. Todos atentos a la siguiente pregunta y nuevo premio: una ¡¡¡pildoreta!!!

Y así se pasaban las horas, pero además todos estaban previstos del carnet del Oratorio y si asistías a los actos religiosos, te ponían marca en el carnet y entrada gratis por la tarde al cine, teatro o velada prevista. Un domingo o día completo y vuelta a casa hasta la próxima jornada festiva.

Esta laboriosa acción fue la inspiración de Fernando Bage (q.e.d.) para dejar escrita su sección en “Huesca y Don Bosco”, su apartado, bajo el título: “Luisito y las pildoretas” ¿Te he descubierto algo?                                                                        

Luisito Santamaría

Fernando Bagé

Han pasado muchos años y pudiera haberte sido útil. Podría comentarte el contenido de sus opiniones todas buenas, directas y hasta “picantes”. Pero no digo no lo haga, el tiempo da para todo, si Dios quiere y sabemos aprovecharlo.

Solo he pretendido hacer un presente fraternal de un entrañable Antiguo Alumno Salesiano, amigo en tantas facetas como imposible de dejarlo en el olvido. Don Bosco se lo llevo pronto. Quiso ver de “cerca” la alegre, amplia y sincera sonrisa, mejor “estallido” de la risa de Fernando. “Los caminos del Señor…”

Fernando, volveré a estar contigo; la amistad, tu personalidad, el Teatro, con mayúscula, tus ocurrencias y hasta el canto… que fue toda una nota, merecen recordarlas “aquí en la tierra como en el Cielo” donde no dudo estará plagado de Salesianismo.

Manuel Carranza

 

Bibliografías:

  • FUENTES SALESIANAS. DON BOSCO Y SU OBRA. Editorial CCS  201
  • DON BOSCO MAESTRO DEL ESPIRITU. Francisco Rodriguez DE Coro (ed.) 1990
  • UN ESPIRITU UNA MISION, Documento Capitular del XXIV Capitulo General. 1996
  • LOS SALESIANOS 100 AÑOS EN HUESCA DE PUERTAS ABIERTAS. José Arlegui Suescun. 2003
  • VIDA DE SAN JUAN BOSCO. Eladio Egaña s.s. 1953  
  • A LA SOMBRA DEL GRAN ARBOL. Basilio Bustillo 1984
  • 75 AÑOS IMPULSAN AL FUTURO. VIDA SALESANA EN HUESCA. Jose Arlegui y Carlos Garulo 1979
  • FOTOS: Archivo particular

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