Con esta revista llegamos a la fiesta grande de nuestra familia salesiana, María Auxiliadora, ella lo ha hecho todo.
Hemos tenido unos meses de trabajo intenso pero muy satisfactorio. Las representaciones de la Pasión han sido un éxito dentro y fuera del escenario. Seguimos siendo motor evangelizador para muchas personas que vienen a disfrutar con nosotros. Han sido muchos los espectadores que han dejado reseñas positivas y ensalzando la calidad y pasión con la que se trabaja. Enhorabuena a todos y gracias de corazón por todo el esfuerzo que ponéis para que La Pasión salga a escena cada año, en especial al pequeño grupo que trabaja sin descanso para tenerlo todo preparado. También quiero hacer una mención especial a nuestros hermanos cofrades que a parte de sufrir la adversa climatología organizó de nuevo las jornadas Date Vida superando con creces la participación y colaboración de las ediciones anteriores . Bocadillos, almuerzos, torneo, batucada, extracciones de sangre, paella solidaria, sorteo… Han sido una decena de actividades, preparadas con cariño, con muchos comercios colaboradores y con una gran acogida con dos objetivos: recaudar dinero para la investigación contra el cáncer y concienciar a la vez que realizar extracciones de sangre para salvar vidas.
Pero también ha estado marcado por el fallecimiento de nuestro querido Javier Alzueta, nuestro don Javier. Como todos sabéis don Javier fue el corazón de esta asociación, latiendo con fuerza, impulsando a sus socios para participar y colaborar en cuántas iniciativas se planteaban. Esta revista ha sido uno de sus desvelos, ha sido para ella redactor, corrector, diseñador, maquetador… Ha trabajado sin cesar para que todos nosotros pudiéramos estar conectados e informados de la vida asociativa.
He tenido la suerte de leer varias reseñas sobre don Javier: recuerdos y anécdotas de varios de vosotros y me he sentido muy afortunada de formar parte de esta familia. Para muchos de nosotros ha sido un buen padre, maestro y amigo, pero tambien confidente, confesor, acompañante… Desde este espacio privilegiado quiero darte las gracias por todos tus años de dedicación y afecto a todos nosotros, con tus puntuales felicitaciones, tu voz fuerte, tus miradas bajo las gafas, tus sonoras muecas… Nos enseñaste a ser buenos cristianos y honrados ciudadanos. Gracias de corazón Javier.
Esta, tu revista, siempre te recordará.