Escenas de la pasión en las fachadas de las casas
Y una teatralización de siglos
Este año 2021 será el segundo que no se escenificará -razones obvias- por los AA.AA. Salesianos el drama sacro de La Pasión que se viene representando desde 1947, hace más de siete décadas. Hoy gracias a las nuevas tecnologías, la imaginación de las cofradías, al no poder procesionar ni poner en escena esta devoción, la expresarán de múltiples formas.
En una población bávara, de la que contaré sus tradiciones y características les ha sucedido lo mismo y han pospuesto la teatralización para el 2022.
Una aldea, Oberammergau, de la Alemania federal en el estado de Baviera que se distingue por sus artesanos talladores de la madera, cuyo bello arte y su habilidad se remonta a la E. Media; por sus pinturas al aire que decoran las fachadas de sus casas con una técnica denominada Lüftlmalerei (=Adornar las fachadas de las casas con trampantojos y dibujos de historias narradas sobre las paredes, con motivos religiosos, imágenes típicas de Baviera, o cuentos infantiles); y por escenificar la historia de La Pasión de Cristo.
Hace unos días mi amigo J.Mª, padre de un exalumno y abuelo de alumnos del cole, me envió unas diapositivas de este lugar y me interesé por buscar en la web de la oficina de turismo www.ammergauer-alpen.de/oberammergau/en
Todo comenzó en 1633, cuando la aldea entera, sobrecogidos por los acontecimientos y siendo fervientes cristianos, hizo una promesa si no hubiera más muertes por la pestilencia, se escenificaría la obra de la Pasión que representa el sufrimiento y la muerte de Cristo, tradición que ha continuado durante más de 375 años. Año en el que además del brote virulento de peste se estaba en plena gran tragedia europea, la guerra de los Treinta Años (1618-1648), lo que supuso más aún el abatimiento de la población por la violencia y las hambrunas que se producían.
Por primera vez el Pentecostés de 1634 los habitantes de Oberammergau cumplen su voto e inicialmente levantan un escenario en el cementerio sobre las tumbas de las recientes víctimas de aquel violento brote de peste bubónica. Hasta 1820 la obra se representará en este lugar. En las siguientes décadas se irá diseñando y remodelando el escenario, se cubrirá el área de espectadores, el techo se abrirá al escenario al aire libre en la parte delantera; en 1930 construyen un nuevo escenario y la ampliación general permitirá una asistencia de mayor número de espectadores.
Las renovaciones en el interior y exterior del recinto durante la década de los 90 actualizarán el equipamiento del escenario y las comodidades para los espectadores ofreciendo ahora 4.700 asientos para una audiencia mundial con los más altos estándares de seguridad.
En cuanto al contenido el contexto se originó a partir de otras dos obras: una Pasión de la 2ª mitad del S. XV y una tragedia de la Reforma Cristiana del maestro cantante Sebastián Wild de Augsburgo.
En el quinto año, en 1674, se actualizó el contexto con el uso de escenas de la Pasión de Weilheim y en 1680, el sexto año, la comunidad decidió que, después de esa Escenificación de la Obra, las representaciones deberían tener lugar cada diez años a partir de entonces.
En el S. XVIII el benedictino Ferdinad Rosner de Ettal convirtió la Obra en una “passio nova” y hace uso de todas las habilidades del Teatro Barroco.
A finales del S. XX, en 1990 la sorpresa fue elegir al director más joven de la historia: el escultor Christian Stückl de 27 años. Además, por vez primera las mujeres casadas y mayores pudieron realizar la Obra, un derecho asegurado después de la apelación ante el tribunal regional más alto. Actualmente hasta 2000 actores, habitantes del municipio participan en la Obra de esta bonita tradición del pueblo que supone la continuidad generacional de su compromiso.
En este tiempo de Cuaresma nuestro pensamiento vuelve a Jesús de Nazaret, el cual al final de su vida pública humana sufre la pasión, su muerte y la resurrección. Hoy podemos pensar que hay más cosas de las que hablar: la odiosa pandemia, las polémicas políticas, los problemas que acucian a comerciantes y hosteleros, el vacío de los pueblos turísticos con la merma económica que supone a sus gentes, los esfuerzos y preocupaciones de muchos profesionales de la medicina en hospitales y centros de salud, la precariedad laboral y la falta de perspectivas del 40% de la juventud, y en fin, de tantos conflictos que se suceden. Y en cierta medida todo está relacionado, pues sintiendo la vida de cada día, la sociedad actual se ve inmersa en un sufrimiento mayor por las miles de muertes provocadas por causa de esta pandemia y vemos el futuro con más intranquilidad e incertidumbre no encontrando una salida a corto plazo de resurgir después del abatimiento a que nos ha conducido el año epidémico. Por ende, hay que acordarse siendo compasivos con los que más sufren y la Cuaresma nos acerca a Jesús que sufrió por la Humanidad. Nuestra confianza nos inclina a una actitud positiva al igual que la de Jesús en el cuidado de los enfermos, aquellos que contrajeron la lepra y eran apartados, pero a los que Él va a ver, tocar y salvar de su dolor.
Terminaré con una reflexión del Evangelio de Juan 18,1-19,42:
“La primera comunidad quedó sobrecogida con los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Todo aquello les sobrepasó y les pilló de sorpresa, necesitaron un tiempo para vivirlo y entenderlo desde la fe. Este es un tiempo para acercarnos al sufrimiento de Jesús, a los sufrimientos de los maltratados, ninguneados, no queridos, expulsados, vejados. La cruz va poco a poco dejando una ventana a la esperanza.”
Michel Alcubierre