DOCUMENTANDO LA TUMBA
El lecho funerario de Cristo
El lugar más sagrado de la cristiandad
Durante estos más de 2000 años la gente ha intentado encontrar nuevas verdades sobre la trascendental figura de Jesús de Nazaret. Peregrinos, estudiosos, arqueólogos, y otros expertos viajan desde todos los rincones del planeta para visitar lugares de gran relevancia arqueológica que además son vibrantes centros de comunión y culto.
El principal de todos ellos es la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Y en ella un 26 de Octubre de 2016 tuvo lugar la reapertura de la tumba de Jesús. Todo el santuario que alberga el tradicional reposo fue restaurado. La zona del Edículo(=Casa pequeña), que data de 1810, dentro de la iglesia resplandece y lo hace resaltar en el día del antiguo ritual del fuego que celebra la resurrección del Mesías en la ceremonia de la Luz Sagrada. Esa “Casa pequeña” contiene los restos de una cueva que ha sido venerada por los fieles desde el S. IV d.C. porque fue el lugar donde fue enterrado Jesucristo.[1]
El arqueólogo Martin Biddle, quien ha estudiado en profundidad la historia del Edículo dice que “éste es uno de los yacimientos mas complejos para la arqueología y uno de los lugares más sagrados del mundo”.
Y el equipo de la Universidad Técnica Nacional de Atenas (NTUA) afirma que “este trabajo es una obra colectiva. No nos pertenece a nosotros, pertenece a toda la Humanidad.”
El lecho funerario.- La tradición cristiana nos dice que el cuerpo de Jesús se colocó sobre un anaquel o “lecho funerario” excavado en la pared de una cueva de piedra caliza. Creemos con fe que resucitó tras la muerte pues las mujeres que fueron a ungir su cuerpo tres días después del entierro afirmaron que había desaparecido.
Por vez primera en muchos siglos, el año 2016 se descubrió la superficie original considerada tradicionalmente la tumba de Cristo. Dos losas de mármol fueron apartadas, una de ellas estaba rota y era más vieja con una cruz grabada, la que tocaba con la superficie original de piedra caliza. Las pruebas revelaron que esa losa inferior se colocó en el S. IV por orden del emperador Constantino.
Como evidencia indirecta los evangelios canónicos (los cuatro libros del Nuevo Testamento) compuestos hacia el año 30 d.C. , describen con algunas variaciones en los detalles, que Cristo fue enterrado en una tumba excavada en la roca, propiedad de José de Arimatea, un seguidor de Jesús.
Sabemos perfectamente que los judíos enterraban a sus muertos en tiempos de Jesús; creían que era una desgracia dejar un cuerpo sin sepultura.
“Entonces tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas como es costumbre sepultar entre los judíos.” (Juan 19, 40)
En este sagrado lugar fue construído un templo pagano dedicado a la diosa Venus en tiempos del emperador Adriano(S.II) que representaba el dominio del estado de Roma frente a los judíos que se revelaron contra los romanos en los años 66 y 132. Adriano arrasó la ciudad y la reconstruyó con templos y adoración paganos como Aelia Capitolina.
En segundo lugar andando el S.IV bajo el mandato del emperador Constantino, el obispo de Jesrusalén Macario recibió instrucciones para que construyera una iglesia que honrara la muerte de Jesucristo.. Entonces, al ser demolido el antiguo templo pagano ya se descubrió una tumba tallada en la piedra.(según Eusebio, obispo de Cesarea).
Los fatimíes musulmanes en 1009 (S.XI) destruyeron esa iglesia y se reconstruyó a mediados del mismo siglo.
Las excavaciones que se llevaron a cabo durante el siglo XX en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro hallaron restos de aquellos dos templos y de una antigua cantera de piedra caliza.
No existe ningún otro sitio con una base tan sólida (ni con la evidencia de la autenticidad de este lugar) por lo que es la auténtica sepultura de Jesús, ya que no hay motivo que la niegue. (Dan Bahat, antiguo arqueólogo municipal de Jerusalén).
Actualmente el lugar más sagrado de la cristiandad se encuentra bajo la custodia de seis comunidades cristianas: ortodoxos griegos y armenios, iglesia católica romana, coptos, etíopes ortodoxos y sirios. Gracias a un acuerdo de las tres comunidades principales custodias de Tierra Santa, que invitaron a la Universidad Técnica Nacional de Atenas, se pudo restaurar la estructura durante 2015 -2016. Todo el santo lugar había sufrido a lo largo de su historia ataques violentos, incendios, guerras, terremotos y en fin el deterioro a lo largo del tiempo, de ahí la preocupación durante décadas hasta lograr terminar el proyecto y que de cara a generaciones futuras y para la comprensión de nuestro pasado común se consolida un acuerdo internacional para su supervivencia. Una de las muchas organizaciones comprometidas con la preservación de la historia y lugares esenciales es National Geographic. El arqueólogo de esta organización Fredrick Hiebert quedó impactado en el monumento de la iglesia del Santo Sepulcro, epicentro de la historia del mundo, que no le había sucedido en ningún otro lugar donde ha ejercido.
En diferentes épocas de la historia los artistas han representado la tumba de Jesús, como sucede en los capiteles del Claustro Románico de San Pedro el Viejo de Huesca.[2] En su crujía occidental precisamente en la que todos ellos son originales de la 2ª ½ del Siglo XII, el maestro artesano de San Juan de la Peña talló en la piedra arenisca esas cestas representando un nuevo prototipo iconográfico de la vida de Jesús, la Pascua y la Resurrección con influencias del arte bizantino vinculado al estilo soriano-silense, y esos ojos abultados en los rostros humanos que será su característico lenguaje.
El primer capitel (muy desgastado) de esta galería representa el Santo Entierro de Cristo; es un capitel doble. En la cara ancha observamos la escena de la colocación del cuerpo de Cristo envuelto en un sudario sobre la piedra y dos figuras a su lado, José de Arimatea y Nicodemo, sosteniéndolo por cabeza y pies, y dos ángeles turiferarios descienden desde nubes.
El siguiente capitel , también doble, representa a los sacerdotes judíos pidiendo ante Pilatos la custodia del Sepulcro de Cristo y en la cara estrecha hay cinco figuras de soldados armados y vestidos con cota de malla vigilantes.
Y el siguiente capitel nos muestra La Resurrección: las figuras de las tres Marías llevan pomos de ungüentos en las manos para perfumar y terminar el embalsamamiento del cadáver de Cristo. Un ángel, con la losa del sepulcro levantada, les anuncia la Resurrección.