Medio Pan y un libro

23 enero 2022

ENERO 2022, COMIENZO DE UN NUEVO CICLO ANUAL

 

No podemos olvidar que el mes de Enero es el dedicado a San Juan Bosco conmemorándose grandes fiestas en la  Congregación Salesiana: el 22 se venera a la Beata Laura Vicuña, sobre todo en Chile y Argentina, considerada patrona de las víctimas de abusos, protectora de los más vulnerables por su disposición de ayuda a los demás; el 24 el santoral anota al patrono de periodistas y escritores San Francisco de Sales, quien grandísimamente admirado por D. Bosco se inspirará en él para dar nombre a los SALESIANOS. Este año 2022 es el 400 aniversario de su muerte en Lyon-1622 y quiero recordar en una de sus frases la relevancia de su pensamiento: “Reprender a los demás es muy fácil, pero es muy difícil mirarse a sí mismo”.

 Y el 31 de Enero se termina con la celebración de nuestro padre, maestro y amigo de la juventud D. Bosco Santo en todas las casas salesianas. Qué podemos decir que no conozcamos de él. Recordémosle no sólo el 31 sino en todo este año que como educador que fue, siga protegiendo con el desarrollo y avances en la educación de los más necesitados de todos los países del mundo para que mejoren sus índices de desigualdades y pobreza.

 

Superado el ciclo de Navidad en el solsticio de invierno, el fuego será ahora el protagonista del santoral que congregará a todos en los días dedicados a los santos capotudos o barbudos, conocidos así por la representación en su vestimenta o sus barbas. Y el fuego como elemento purificador, de ahí que se enciendan hogueras/cheras alrededor de las cuales se agolpa la gente y se aprovecha para asar viandas. También antiguamente se quemaban ropas viejas y muebles en representación de la quema de una etapa y buscando buenos augurios para la siguiente.

Todo el mes de nuestro calendario gregoriano contiene unas fiestas muy celebradas en las diferentes comunidades cristianas. Comienza el mes con la conmemoración de la venida de la Virgen del Pilar, un 2 de enero del año 40, que celebran en el convento de Las Miguelas la cofradía del mismo nombre. Así mismo se celebra el 6 La Epifanía, gran fiesta para toda la infancia en nuestro país.

Y también tradiciones y costumbres que se han preservado como patrimonio cultural con famosos santos muy populares: El 12 de este mes se hace memoria de un santo anacoreta y abad de uno de los monasterios más antiguos del Pirineo: San Victorián/Beturian, del cual trataré más ampliamente  en este escrito; el 17 San Antón Abad, cuya capilla en la C/ San Lorenzo se abre a los feligreses dicho día; es uno de los santos que suscita mayores devociones en Aragón y una de las fiestas grandes del tiempo de invierno. Aunque este año no se han celebrado completamente en muchos pueblos y tampoco en nuestra ciudad por las restricciones dictadas respecto a la pandemia Covid que todavía sufrimos. Uno de los innumerables dichos referentes a tiempos y fiestas en la montaña decía: “Pa San Antonio de Chinero a mitá pallero, a mitá granero, cada güella con o suyo cordero, y una ora mas pal trachinero”. Es tenido por especial abogado de los animales -(a las caballerías antiguamente se les daba en este día doble ración de pienso y no se les enviaba al trabajo)-. El 20 San Fabián y San Sebastián (protector de la peste); el 22 San Vicente, segundo patrón de la ciudad de Huesca donde se le honra en tres sagrados templos: el del convento de la Asunción antigua casa de sus abuelos, la iglesia de La Compañía, antigua casa de sus padres Eutiquio y Enola, y en San Pedro el Viejo antigua iglesia visigótico-mozárabe donde fue bautizado; allí se guarda un relicario con uno de sus huesecillos, un busto en plata dorada y su representación en el retablo mayor. Sería diácono de San Valero, cuya fiesta se celebra el 29, obispo de Zaragoza y ambos conducidos a Valencia ciudad donde sería martirizado San Vicente y desterrado a Enate en el Somontano oscense San Valero. 

 

Como he indicado anteriormente el día 12 se recuerda a San Victorián de Asán protector que fue de los primeros reyes de Aragón que guardaban sus reliquias en el Castillo-Abadía de Montearagón. Hasta 1800 se le conmemoraba en esta fecha; actualmente se le recuerda en la diócesis de Huesca. No es de extrañar que en el S. XV se levantara una capilla a San Victorián en el ángulo izquierdo del claustro de San Juan de la Peña, monasterio primer Panteón Real de los dinastas aragoneses Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. De primoroso gótico, preciosa portada con arcos ojivos ornados de festones y elegantes follajes revisten las líneas del frontón a su vez erizado de bonitas grecas. Dos pináculos llenos de filigranas encierran la portada en la que se ve la tiara duplicada del papa Luna a expensas del cual se construyó dicha capilla.

Relicario de la cabeza de San Victorián procedente de Montearagón. Obispado de Huesca. Real y parroquial Basílica de San Lorenzo. S. XVII

¿Pero de dónde procede Victorián? Tenemos que remontarnos al Siglo V (h.478) en el Norte de Italia. Allí nacerá y crecerá el joven Victorián al que un día un peregrino le hablará de las montañas pirenaicas y de los eremitas cavernarios que moraban en ellas meditando espiritualmente en la soledad de aquellas grutas. Y pasando por Francia se puso en camino hacia el 522  yendo en busca del monasterio de San Martín de Asán en el Sobrarbe. Antes de llegar a él, caminando con los que le acompañaban sedientos y cansados, hizo brotar agua de un golpe con su báculo en el término de Laspuña que conocemos con el nombre de Fuensanta donde se levantó una ermita al santo para recordar su nombre.  Y se instaló cerca del monasterio, en La Espelunca, creando un oratorio en honor del arcángel San Miguel.

Permaneció en ella durante nueve años viviendo de la caridad de los monjes del Monasterio de San Martín de Asán que se encuentra al sur de la sierra Ferrera donde destaca la Peña Montañesa; el cual había sido fundado en tiempos del rey visigodo Gesaleico entre el 507-511. Su ubicación se situaba a una hora montaña abajo de ¹La Espelunca. Los monjes le nombraron abad aceptando la dignidad del cargo, que le fue confirmada por el monarca godo Teudis (531-548), y gobernó el cenobio implantando una regla que trataba de conciliar el eremitismo y la vida en comunidad.

En memoria del santo abad, muchos años después de su muerte el 12 de enero de 558, este monasterio será conocido como Monasterio de San Victorián de Asán. Y disfrutó de privilegios concedidos por los primeros monarcas aragoneses que iban de visita para rezar ante las reliquias del santo. El abad es nombrado “capellán real” ya por Ramiro I y Sancho Ramírez; ofrecen donaciones, ordenan realizar misas por su alma, testan concediendo cantidades económicas, etc.

El arzobispo de Toledo Rodrigo Jimenez de Rada en su Historia De rebus Hispaniae (1243) señala que Pedro I llevó las reliquias de San Victorián en una urna antes de la batalla de Alcoraz, siendo confortado al encomendarse a él con sus oraciones.

En la ²Primera crónica general de España (1270-1283) de Alfonso X el Sabio y el Llibre del reis (1277-1280) dice que Pedro I conduce el cuerpo de su padre Sancho Ramírez al monasterio de San Victorián-que ubican en Montearagón- y ora ante las reliquias del santo antes de combatir y vencer en la batalla.

Francisco Diego de Aynsa (1619) nos habla de la representación que hay en el retablo de una capilla en la iglesia de Montearagón “pintado el cuerpo y toma de Huesca por el Rey don Pedro y en medio del exercito va el arca y santo cuerpo de San Victorian”.

El Castillo-abadía de Montearagón se convirtió en una institución de fuerte devoción donde estuvieron las reliquias de S. Victorián, y el 12 de enero se realizaba desde Huesca una procesión en su honor. Actualmente se conserva el Relicario de su cráneo en una testa de plata en la Real y Parroquial basílica de San Lorenzo.

San Victorián es honrado por muchos pueblos. Su patronazgo irradia sobre la capital del Sobrarbe, Aínsa. Hasta nuestros días llega un ritual en Abizanda llamado los “langostos de San Beturián” que se realiza en su ermita; en el suelo frente al edificio se extiende un mantel blanco y sobre el mismo la caridad consistente en una tortas apiladas (dos por casa) junto a los porrones con vino, bendecido todo por el párroco. Al cabo empiezan a llegar pequeños saltamontes cuyo color se identifica con diferentes frutos de la tierra: los negros (vino), los verdes (olivas), los más claros (cereales). La abundancia de unos u otros representará la generosidad de la cosecha o la escasez del fruto correspondiente.

Tabla central del retablo de San Victorián. Martín Bernat (atrib.) ca. 1485-1495. Cabildo Catedral de Barbastro. Obispado de Barbastro-Monzón.

Que sea mejor año. Y ya sabéis: Haced todo por amor, nada a la fuerza.

Michel Alcubierre

 

¹ SANTUARIOS RUPESTRES DEL ALTOARAGÓN.- José M.ª Fuixench Naval. Temas aragoneses.

² PANTEONES REALES DE ARAGÓN.- Gobierno de Aragón, Fundación Ibercaja.

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