DE SUEÑOS Y REALIDADES
En este enero de 2025, mes de D. Bosco, la gran aventura de su vida sigue presente con los salesianos. En cuanto a lo social e innovador en medicina, otro gran aventurero científico ha estado presente en el denominado “año Cajal” con actividades que se han extendido por el país hasta el pasado año.
En “Recuerdos de mi vida: Mi infancia y juventud” (1901) libro biográfico de D. Santiago Ramón y Cajal, encuentro este párrafo que nos retrotrae a 1867 en que en España se producían los enfrentamientos entre liberales y moderados. (En Italia, patria de D. Bosco, se encontraban en el largo proceso de Unificación).
Una de estas luchas tuvo lugar en Linás de Marcuello, cerca de Ayerbe, por donde pasaron las tropas que vio D. Santiago antes y después de la batalla. Eso cambió su forma de pensar y sus bélicos entusiasmos, además de enseñarle la realidad de la vida y de la muerte:
“Confieso que aquella imagen brutalmente realista de la guerra enfrió bastante mis bélicos entusiasmos. En ningún libro había leído que las heridas de fusil fueran tan acerbamente dolorosas, ni que los lisiados exhalaran quejas tan lastimeras. Está visto que, o los historiadores no han presenciado batallas, u omiten deliberadamente por sabida la tortura física y moral de las víctimas.”
Y continúa:
“Según era de presumir, tocóle a mi padre aquellos días no poco que hacer con la diaria curación de los soldados heridos en la refriega, y el cuidado sigiloso de otros pertenecientes a las fuerzas insurrectas, refugiados en diversas aldeas y hasta en lo más fragoso de la vecina sierra de Gratal.
La contemplación al siguiente día, en los campos de Linás, de los infelices que cayeron con ocasión del sangriento combate, y el examen, poco tiempo después, de las víctimas de otra acción inesperada librada cerca de Ayerbe entre carabineros y contrabandistas, trajeron por primera vez a mi espíritu la terrible enseñanza de la muerte, la más profunda y angustiosa de todas las realidades de la vida.”
En una palabra: “Desastres”. Como nos traslada en su magnífica exposición, que ha tenido lugar en el espacio-palacio Villahermosa de Ibercaja, el profesor y pintor, extraordinario artista Fernando Alvira reinterpretando con grandísima habilidad a otro artista genial Francisco de Goya, plasmando esa lacra y estos dramas de los seres humanos que no hemos sabido vencer, y recordándonos aquellas series de “Los Desastres de la guerra” y acercándonos en primeras imágenes lo que significa la violencia de la guerra, de todas las guerras, el sufrimiento, la opresión, el silencio, la sinrazón,… Todo con gran maestría manejando los recursos pictóricos para lograr conmover como corresponde a su expresión libre.
Volviendo a D. Santiago Ramón y Cajal, uno de sus muchos pensamientos que reflejan el sentido de su vida, teniendo en cuenta la educación e investigación del futuro, se encuentra en el siguiente párrafo:
“Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura. Urge, en efecto, si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar intensamente los yermos de nuestra tierra y de nuestro cerebro, salvando para la prosperidad y enaltecimiento patrios todos los ríos que se pierden en el mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia.”
En este 2025 continúan las guerras: entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, desde el 7 de octubre de 2023 donde han muerto más de 16.000 niños; la invasión rusa de Ucrania (o guerra de Ucrania), desde el 24 de febrero de 2022. Y siguen viviéndose conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Nigeria, Myanmar, Yemen y los trece años de sangrienta guerra civil en Siria. Es decir, África y Asia son mayormente los continentes en los que más sufre la población y me olvido de otros lugares donde la paz es una utopía pues ahora mismo existen 56 conflictos armados en este mundo, el pico más alto de conflictos desde la II Guerra Mundial. En definitiva, un mundo al revés, en el cual, en vez de avanzar hacia el altruismo y la cooperación, nos perdemos en egoísmos y la globalización mal entendida por la que también sufrimos las consecuencias del mal llamado comercio mundial, pues priman más los intereses económicos que salvar de hambrunas y de la pobreza extremas. Todos los desastres han llevado a que 5.000 millones de personas se han empobrecido en este planeta de la desigualdad.
Ójala se pudieran cambiar estas realidades por sueños. De D. Bosco se cuentan 159 sueños en sus memorias biográficas. Los que escuchaban las narraciones de esos sueños, comprobaban cómo se iban cumpliendo al pie de la letra. El primero es “El sueño de los 9 años”, el cual le quedó profundamente grabado para siempre, ya que desde entonces fue lo que fue guía en su modo de vida: cómo tratar a aquellos jóvenes abandonados, cómo educarlos y hacerlos felices (buenos cristianos y honrados ciudadanos). Y eso se fue repitiendo según las circunstancias cambiantes de su época y la fe que le movía en Jesús y La Auxiliadora, confiando siempre en su ayuda, por lo que todos los obstáculos por gravísimos que fuesen se iban allanando; pero no todo era un camino de rosas en el que vemos un bello jardín de flores, ya que se encuentran llenas de espinas, es decir de no pocas dificultades.
Pero el saber hacer de D. Bosco en aquella naciente Europa moderna lo seguimos necesitando. Y aunque sigue viviendo a través de su obra en el tiempo y en el espacio, las cambiantes circunstancias de la Historia se parecen, con la distancia irrepetible, pues el decimonónico y complejo siglo XIX que le tocó vivir fue el de las máquinas, el de la locomotora, dentro de esa Revolución Industrial, el de la pedagogía, el de la agitación (cuestión obrera), las revoluciones burguesas, las migraciones, las hambrunas, el tráfico de esclavos, las guerras tanto en España como en Italia, los primeros nacionalismos… Pero también avances positivos para la sociedad como los viajes organizados en tren, el daguerrotipo para fijar imágenes, el código Morse, la bicicleta, la anestesia, el telégrafo, el teléfono, la vacuna contra la rabia, …y otros muchos avances relacionados con las artes y las ciencias. ¡Qué importante es la inversión en la investigación!
Y en aquel medio surgió el muchacho sencillo, Juan Bosco, que se iba a sacrificar por el bien de los jóvenes, por los pobres, por los marginados y excluídos, por los más abandonados. Fue el gran trabajador que pasó siempre a la acción en ayuda y beneficio de los demás.
Hoy nos encontramos en el siglo de la revolución y de la innovación tecnológica, del progreso macroeconómico, de la informática, del Chapgpt, de la AI (intelig artif.) aún en mantillas, ….Pero también hemos entrado en el siglo de la incertidumbre, de los desequilibrios, de la desigualdad (intentos por la igualdad), de los desarraigados y de las inmigraciones masivas del Sur al Norte, de África a Europa, etc., de la precariedad en el trabajo, de los conflictos y guerras, en fin problemas enquistados y cronificados. Y todo esto afecta a los jóvenes de nuestros días. Por eso la obra de D. Bosco debe ser más viva en la ayuda y la acción educativa actual y con la juventud en el propio estilo y modo de vivir los valores humanos y evangélicos. Tal y como afirmaba él mismo: “La educación, empresa de corazones”.
Necesitamos que todos nuestros sueños se conviertan en realidad hoy para el futuro.
Feliz fiesta de San Juan Bosco. Enero 2025