LA ANUNCIADA NATIVIDAD DE JESÚS
De toda la historia de las tradiciones, una de las más arraigadas es la de la Navidad; de ahí lo de reconstruir el llamado belén y ponerlo hacia la fecha de la fiesta de La Inmaculada hasta el mes siguiente coincidiendo con La Epifanía; lo cual nos rememora la venida del Niño Jesús al mundo, un acontecimiento que celebramos el 25 de diciembre desde que el Papa Julio I en el a. 350 la estableció y su sucesor el Papa Liberio instauró la fiesta en el Siglo IV, el año 354.
En el Colegio salesiano de Huesca es una antiquísima tradición que la Asociación de los Antiguos Alumnos construya un magnífico belén, que ha ganado muchos premios, y este año han tenido la buena idea de convocar un taller para que los jóvenes continúen y no olviden esta cristiana tradición.
El recuerdo del Nacimiento de Jesús sigue siendo representado con este símbolo belenístico que por su significación es uno de los temas más sensibles y entrañables desde que en 1223 San Francisco de Asís lo realizó por primera vez en la ciudad italiana de Greccio.
Desde temprana hora el arte cristiano ha reflejado con claridad en sus imágenes de la Anunciación el mensaje moral de la humildad de la Madre de Dios, imágenes con que los artistas tradujeron visualmente el contenido ético y eidético ofrecido sobre el particular por los textos evangélicos, patrísticos y teológicos.
En la representación de los belenes por los artistas artesanos que trabajaban la piedra nos queda en nuestra ciudad de Huesca dos lugares muy importantes como son la Sala de la Reina Petronila en el actual Museo Arqueológico y el Claustro de San Pedro el Viejo, ambos de la segunda mitad del siglo XII, donde podemos admirar el trabajo de dos maestros tales el de San Gil de Luna y el de San Juan de la Peña; ellos siguieron entre otros el prólogo del Evangelio de Mateo: el “anuncio a José” mediante un sueño en el que un ángel del Señor le dice que acoja y no repudie a su mujer María que va a concebir al Salvador y que le ponga por nombre Jesús; el Nacimiento en Belén de Judea. El homenaje de los Magos, que procedentes de Oriente, una vez enterados y siguiendo su estrella, lo adoran y le hacen regalos; la Huida a Egipto (un segundo sueño conmina a José a marchar a Egipto y quedarse allí hasta que sea avisado); y mientras, se cumplió la profecía de Jeremías: “un grito se oye en Ramá…es Raquel que llora por sus hijos…porque ya no viven”. Una masacre se debió producir en Belén y alrededores, lo que se supone la matanza de los inocentes. Cuando murió Herodes, un tercer sueño tuvo José por el que se le indicó que podía volver a su tierra y se establecieron en Nazaret. Pero además se añaden escenas del evangelio del pseudomateo, que el propio evangelista Mateo no quiso publicar pero que nos parecen completar la Historia, como la estrella, los pastores, el buey y el asno en el pesebre, las comadronas, …
«La Anunciación» capitel en la sala de la Reina Petronila del Museo de Huesca
Y siguiendo al Evangelista Lucas encontramos escenas esta vez, conformando un belén en excelentes tablas de pintura como las del desaparecido retablo mayor del Monasterio de Santa Mª de Sigena, algunas de las cuales se conservan en el Museo de Huesca, que fueron donadas por el promotor y creador de este, erudito y gran artista, D. Valentín Carderera: “El abrazo ante la puerta dorada” (Joaquín y Ana, padres de la Virgen); “El Nacimiento de la Virgen”; “La Anunciación”; “La Visitación”. Otra tabla, la de “La Natividad” se encuentra en el Museo del Prado.
La Anunciación es la escena en la que el arcángel San Gabriel, de enorme figura, sujeta con su mano derecha el extremo de la filacteria que lleva inscrita el texto de salutación: “Ave Gracia Plena”.
María, arrodillada ante un reclinatorio, cruza sus manos en actitud de recogimiento. Sobre ella, la paloma del Espíritu Santo y, acompañándola, las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y Cardinales (Prudencia, Templanza, Fortaleza y Justicia). En el suelo, el jarrón con flores de azucena, símbolo de pureza.
Al fondo, a través de un vano que se abre al exterior, se aprecia un jardín vallado con cipreses, representa la castidad de la Virgen. La figura masculina en el patio hace alusión a San José. En el lado izquierdo, también al fondo, podemos apreciar un ambiente doméstico: una cocina y una figura femenina en ella, quizás Santa Ana como madre de familia.
«La Natividad» tabla del Retablo mayor de Sigena. Rodrigo de Sajonia. 1514-19 Museo de Huesca. Donación de D. Valentín Carderera.
«La Anunciación» tabla del Retablo Mayor de Sigena. Rodrigo de Sajonia. 1514-19 Museo de Huesca. Donación de D. Valentín Carderera.
La Natividad nos presenta en un marco de arquitectura clásica la Sagrada Familia con el Niño en una cunita de la que salen rayos de luz y en el primer plano de la composición. En el centro un ángel con túnica blanca sujeta con sus manos la filacteria “Gloria in excelsis…” A los lados del ángel las figuras nimbadas de María y José con indumentarias de gran riqueza; a la izquierda del cuadro aparecen el buey y la mula; al fondo paisaje campestre con corderos y una ciudad.
Las representaciones plásticas responden a distintas formas escritas de contar el Nacimiento de Jesús. Pintores, escultores y otros artistas como iluminadores de manuscritos o cantorales se inspiraron en textos diversos para reflejar lo escrito en distintos formatos de las artes plásticas. En épocas históricas la conjunción de literatura, tradición, arte y religión invadió el imaginario colectivo y fue evolucionando. La importancia del Nacimiento ha dado lugar a un repertorio iconográfico variante, muy rico, de gran belleza plástica.
El ambiente de la Navidad por desgracia no es igual en todo el mundo; las circunstancias les han truncado su familia, amigos, comida, regalos. Nos acordamos de Siria, Palestina, Líbano…, donde viven el dolor, la desesperación, miles de niños y niñas sólo conocen la guerra; otras decenas de miles han muerto. No hay Navidad de Paz ni prosperidad.
Que el futuro les depare esperanza.
Feliz Navidad.