Medio pan y un libro

13 marzo 2024

TIEMPO DE RECORDAR A JESÚS DE NAZARET

A los sonidos de los tambores pertenecientes a las distintas cofradías durante la Cuaresma, como preludio de la Semana Santa, se unen en recuerdo de Jesús otra serie de actos como exposiciones y conferencias de temática apropiada, charlas cuaresmales organizadas por la cofradía del Santo Cáliz, o la representación de La Pasión por los Antiguos Alumnos salesianos en el teatro. Una réplica muestra la Sábana Santa en la parroquia de San Francisco de Asís; “Revistiendo la Semana Santa, Telones y ornamentos de Pasión” es otra de las exposiciones que ilustra distintos objetos, materiales, telones, ropajes, personajes del Antiguo Testamento, sargas, etc, en el Salón Tanto Monta de la Catedral oscense.

Recordamos a Jesús de Nazaret desde el tiempo que denominamos Cuaresma que a su vez nos recuerda los cuarenta días que Él pasó en el desierto y aquellos cuarenta años que los israelitas sobrevivieron en el desierto habiendo salido de la esclavitud de Egipto para encontrar la Tierra Prometida; y yendo más atrás en el tiempo, los cuarenta días del diluvio que nos traslada al arca de Noé. En definitiva, la asociamos a la reflexión y a la preparación a la Semana Santa (los últimos cinco días que conforman la Pasión) para celebrar la Resurrección de Cristo en el día de Pascua, que es la conmemoración más importante de los cristianos.

La Pascua la celebró Jesús en el Cenáculo (la Última Cena de la Pascua judía), en la ciudad de Jerusalén, lugar donde sucedieron otros hechos como el Lavatorio de pies a los apóstoles; o la aparición de Jesús a sus discípulos después de cincuenta días de resucitado y el descenso en forma de lenguas de fuego del Espíritu Santo (Pentecostés).

Históricamente Jesús tenía una amplia relación de amigos de todo tipo social: desde los más marginados en aquella diversidad de pueblos y tribus, pasando por los recaudadores de impuestos, a otros más ricos y poderosos. Con todo tipo de colectivos compartía mesa sin prejuicio alguno. No discriminaba a nadie, lo cual en esa sociedad le granjeaba enemistades con los “puritanos” judíos como los fariseos. Jesús difundía un mensaje que resultaba peligroso para el judaísmo tradicional y la hegemonía política de Roma dominadora en esa región. También cultivaba estrechas amistades como Lázaro y sus hermanas Marta y María de Betania. Al enterarse de la muerte de su amigo, Jesús llorará.

Y entre sus más cercanos, los Apóstoles, surgió un enemigo: Judas Iscariote (con este apodo por ser del pequeño pueblo de Kariot en Judea). El único que era judío y el que al entregar a Jesús a los soldados romanos lo hace besando al Maestro, pues simbólicamente era un signo o señal de respeto entre los judíos. Judas pertenecía a la facción de resistencia frente a la ocupación romana con lo cual pretendía la lucha armada para liberar a su pueblo del dominio imperial y también deseaba un líder beligerante, por tanto, confrontaba con el mensaje que hablaba Jesús: “un camino de paz a la salvación”.

En muy poco tiempo, en horas, la condena a Jesús de Nazaret se hizo efectiva: a los ojos de las autoridades judías era blasfemo; para los romanos su ejecución representaba un castigo ejemplarizante y la muerte era lo que conllevaba para todos los que desearan socavar la autoridad romana en Judea. Lo sometieron a juicios rápidos tanto el Sanedrín de Anás y Caifás sumos sacerdotes como el gobernador o prefecto romano Poncio Pilato e incluso el tetrarca de Galilea Herodes Antipas. No se podían permitir revueltas en la hacía poco, provincia romana, pues se conmemoraba entonces la festividad de la Pascua de los judíos o Pésaj, y se prohibía rápidamente cualquier alteración de orden público. Por segunda vez es enviado al prefecto romana y éste manda azotarlo. La ley romana establecía hasta treinta y nueve latigazos con un flagelo (flagrum) de cuatro o cinco correas de piel de becerro, con bolas de plomo y trozos de hueso de oveja en los extremos. Luego, con una planta de largas púas confeccionaron una corona que en la estancia del procurador o Pretorio le colocaron en la cabeza. Allí lo humillaron, abofeteándole, escupiéndole, arrancando su ropa y golpeándole con una vara. Pero el peor tormento fue la crucifixión, que entonces se reservaba a esclavos, extranjeros, revolucionarios y viles criminales. Así fue tan maltratado provocándole la muerte más lenta y en extremo dolorosa. En el Sudario de Turín (la Sábana Santa o Síndone) podemos ver estampados los detalles de las torturas que sufrió Jesús de Nazaret.

En la Historia del Arte, infinidad de obras escultóricas y pictóricas son una muestra fidedigna de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. He aquí tres ejemplos de una calidad extraordinaria:

“La Cena de Emaús” de Caravaggio. –  Pasaje bíblico de San Lucas en el cual el pintor muy detallista le da a Jesús el aspecto de Buen Pastor, sin barba, tan joven que no le reconocen sus discípulos; viste de rojo y blanco, colores de la Pasión y de la pureza; su mano derecha extendida hacia delante bendiciendo los alimentos. Santiago uno de los discípulos con la venera de peregrino en el pecho en una postura que asemeja la de una cruz. El bodegón encima de la mesa representa todo simbolismos: la manzana, el pecado original; la granada, la Pasión; la uva negra, la muerte; la uva blanca, la Resurrección.

«La Cena de Emaús» de Caravaggio.- 1601

“La Trinidad, de Sta. Mª Novella” de Masaccio. – Si observamos el cuadro en sentido ascendente, semejante a la ascensión hacia la salvación eterna, en la base vemos el símbolo de la muerte (el esqueleto); los donantes, representados en oración; San Juan y La Virgen son los intercesores; y Cristo crucificado, la redención. En lo alto, Dios Padre que es la vida eterna. Y entre ambos, el Espíritu Santo, protector y testigo de la verdad.

«La Trinidad » .Santa Mª Novella-Florencia. Masaccio. 1426-28

«Retablo del Espíritu Santo».- Pere Serra. 1394 Manresa

“Retablo del Espíritu Santo” de Pere Serra, en la colegiata Basílica de Sta. Mª. (Manresa). – El conjunto de las tablas pictóricas de este retablo tratan la narración en torno a la figura del Espíritu Santo y su intercesión en los principales pasajes bíblicos. En la tabla central se representa la escena de Pentecostés, describiendo la fiesta de la Pascua Granada en que se manifiesta el Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen Mª. Todos ellos reciben la bendición.

Hace más de dos mil años los territorios de Israel habían estado siempre bajo dominación de los distintos imperios mesopotámicos (asirios, babilonios, persas) y también bajo la cultura helénica. Después de Alejandro Magno quedaron integrados los territorios judíos en el reino ptolemaico; luego bajo los seleúcidas; después los macabeos y éstos pactaron con Roma con lo que quedaron bajo el dominio del Imperio romano. En tiempos de Jesús, los judíos estaban divididos, y los territorios, dominados por Roma en todas las regiones de la antigua Palestina.

La Historia de Jesús se sumerge también en la Historia de esa área geográfica sobre la que hoy gira una gran parte de la Geopolítica Internacional: Los territorios de Israel y Palestina, el lugar origen del Mesías, de su nacimiento, vida pública y de su Pasión, Muerte y Resurrección. Las variables históricas y políticas que se han ido conjugando desde hace más de dos mil años y hasta nuestra época contemporánea con la creación del Estado moderno de Israel en 1948 y hasta la actualidad, viven semanas de pasión y muerte sobre todo ahora de gazatíes-palestinos, y de soldados israelíes enviados a la guerra, una más de las muchas en las que se han enfrentado los pueblos de la zona.

Recordemos a Jesús protagonista del mensaje de PAZ y que los enemigos y los odios no sean más los protagonistas de la Historia.

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