Medio pan y un libro

30 septiembre 2023

¡¡¡HAN PUESTO PIZARRAS!!!

 

Otro curso más ha comenzado. Es septiembre del año 2023 y “¡¡¡HAN PUESTO PIZARRAS!!!” Éste era el lema o epígrafe que usaba el Heraldo de Aragón, cuando, hace más de cien años, ni existía internet ni al mundo digital se le esperaba, pero las noticias de prensa debían salir antes de la edición del día siguiente por su urgencia o por su importancia. Por tanto, se colgaban, sí, pero no en la nube, sino en una pizarra blanca en la fachada del Heraldo situada en el Coso de Zaragoza con un formato facsímil que copiaba la cabecera del periódico. Esas novedades de primera mano eran leídas por muchos ciudadanos y el boca a boca hacía el resto. Así que estas primicias, exclusivas o reportajes se trabajaban con diligencia por los periodistas para que llegasen tan pronto como fuera posible a los más ávidos lectores.  De esta forma y antes que nadie los zaragozanos se enteraban de noticias por ejemplo de la Guerra de Marruecos, de la Semana Trágica de Barcelona, del atentado contra Alfonso XIII el día de su boda, noticias novedosas sobre la Iª Guerra Mundial… o antes que nadie del Gordo de la lotería de Navidad.

En las aulas aún permanecen las pizarras, verdes, negras o blancas, para escribir en ellas con tizas o con rotulador especial. Por tanto, no es un método rudimentario, aunque sí está sustituido, y esa es la diferencia, en muchas ocasiones por las pizarras digitales. Y también sigue funcionando el boca a boca que es muy rápido para según qué cosas, aunque el de ahora mismo son las redes sociales las que ocupan el lugar preferente. Con todos estos avances os vais a reencontrar. Y vais a utilizar todos los recursos en pro de vuestro beneficio para saber, saber hacer y ser y estar, pues el mundo necesita de jóvenes cultos y cada vez más intrépidos, que, como los periodistas, sigáis en primera línea aplicando su saber y siendo los primeros en actuar para solucionar los problemas que acucian a nuestra sociedad que es la vuestra., porque tenéis mucho que decir y contáis mucho en este mundo.

Lo que voy a tratar en este breve escrito también ha sido una primicia pues ya en abril los mass media, es decir la prensa tanto escrita como audiovisual se hizo eco del evento anunciándolo en sus redacciones; uno de esos medios fue el primero en ofrecer la noticia, que como no podía ser de otra manera era el digital de Radio Huesca en el mes de Enero. Podríamos decir que “Puso Pizarras” adelantándose a todos los demás por tener la visión de lo importante que iba a ser. Muchos puede que en vuestros pueblos hayáis visto renacer algunas tradiciones que un día se perdieron y al recuperarse las reconocéis y seguro participáis de las mismas. Es un recorrido por el ciclo festivo anual y la música ceremonial y popular que nos ha proporcionado desde el pasado Mayo hasta el final de Agosto una excelente exposición en diferentes sedes de Huesca y la provincia, en Barbastro y en Jaca en las sedes de sus respectivos Museos Diocesanos; y en nuestra ciudad, en la sala de la Diputación Provincial de Huesca y en el Salón del Tanto Monta del Museo Diocesano de la Catedral; en ellos hemos podido admirar Signos. Patrimonio de la fiesta y la música en Huesca. Siglos XII-XVIII

Se trata, o se trataba de una exposición, muestra de nuestras fiestas, tanto religiosas como profanas, un patrimonio cultural por tanto que todavía sigue vivo gracias al empeño, la fuerza, la fe, la tradición, de muchos habitantes y gentes que por diversas razones marcharon a la emigración, pero no olvidan sus raíces; o la herencia de sus padres y abuelos que les inculcaron siempre en los destinos a los que fueron a parar. La importancia para los más jóvenes supone que se conciencien para saber cuidarlo como sus antepasados han sabido conservarlo. Y por ende, es otra manera de “Poner pizarras”, ya que es una “primicia anual”, pues se renuevan las fiestas en pueblos abandonados, se recuperan tradiciones como las romerías, se escucha de nuevo la música de los gaiteros, se reúnen las gentes en ermitas, santuarios, donde veneran, rezan, cantan los gozos y llevan en peanas, vírgenes, santos o santas, y los antiguos pobladores recuerdan vivencias en una agradable degustación gastronómica, y en definitiva vuelven a aquellas convivencias de antaño pero en la actualidad.

La catedrática emérita de Unizar Carmen Morte, comisaria de la muestra y coordinadora del laborioso catálogo de esta, nos habla del sentido de la fiesta y del patrimonio como signos de identidad cultural y social, expresión de religiosidad, de sentido colectivo (grupo, pueblo, municipio, comarca…) y explosión lúdica y creativa. Es un patrimonio tanto profano como religioso, y nos dice: “El concepto de patrimonio cultural ha cambiado y ahora no sólo son importantes las obras por su sentido estético o por su antigüedad, sino que también hay piezas pequeñas o de despoblados que fueron muy importantes en las celebraciones religiosas de su época y merecen su conservación y consideración”. Y resalta que se trata de un patrimonio vivo porque algunas imágenes y relicarios han salido de la exposición para celebrar sus romerías y luego han sido repuestas y eso indica que obras del S. XII-XIII tienen actividad manteniendo la romería, la fiesta, la tradición.

Se han expuesto unas doscientas obras de todos los campos artísticos con el objetivo de poner en valor y reivindicar el patrimonio altoaragonés: esculturas, pinturas, tejidos, miniaturas, reliquias, cruces, manuscritos, grabados, libros de canto, partituras, instrumentos musicales, orfebrería… como reflejo de la gran diversidad y riqueza patrimonial.

Se han mostrado y podido escuchar músicas, dentro del festival internacional del Camino de Santiago, que en mucho guardan relación con las fiestas en el Alto Aragón y Europa: música de las catedrales, de los peregrinos, del monasterio de Sijena, etc., composiciones que se utilizaban en celebraciones y ritos de cada zona.

 

Del Ciclo primaveral destacaré “Los orígenes medievales de la devoción mariana y de la celebración del culto con imágenes en el Alto Aragón”.  Espacio de imágenes marianas que suponen devociones locales de la figura de la Virgen de origen maravilloso y misterioso cuyo culto está vivo en procesiones o romerías. En los siglos medievales hubo una época dorada de devociones a Santa Mª difundiéndose esculturas románicas y góticas de la Virgen con el Niño tanto talladas en madera como esculpidas en piedra. Los creyentes, ante ellas, invocaban su protección y la de sus pueblos y gentes frente a las calamidades (pestes, plagas, guerras, …) y rezaban al Señor rogando en la liturgia que ensalzaba a la Madre de Dios. De esta manera se promovía el arraigo de rituales y tradiciones, pues su presencia es motivo extraordinario en festividades que eran marcadas según los trabajos anuales agrícolas y las ermitas, los santuarios, se llenaban de devotos participando en estas romerías y ferias. Dichas imágenes eran, y aún hoy en muchas zonas, trasladadas desde la iglesia parroquial a sus ermitas respectivas para la celebración correspondiente. Generalmente son los vecinos del lugar o los cofrades los encargados de llevar en andas o peanas la imagen titular para devolverla al lugar donde habitualmente es custodiada.

De los muchos ejemplos que existen resaltaré las advocaciones siguientes: Sta. Mª de Iguácel a la cual la casa real aragonesa favoreció su culto y los reyes Sancho Ramírez y su hijo Pedro I patrocinaron construcciones. La imagen de La Virgen de Torreciudad (Nª Sª de los Ángeles) de la 1ª ½ del S. XII pues está documentada una visita del rey Ramiro II el Monje, obispo, además, que hizo a la consagrada ermita románica que existía ya en ese espacio (Castillo y población).

Nª Sª de Iguácel Siglo XII Museo diocesano de Jaca

Virgen de La Malena S.XIII Museo Diocesano de Huesca y Nuestra Sª de La Huerta Año 1200 Lupiñén. Iglesia Parroquial. Localización: en la Ermita de la Virgen de La Huerta.

En el casco urbano de la ciudad de Huesca y en sus alrededores se reparten, dedicadas a la Virgen, una serie de capillas, santuarios, ermitas como Cillas, y una de las más antiguas Santa Mª  de la Huerta donde se celebran romerías en mayo y septiembre. El Santuario compartido de Salas y de La Huerta es la advocación principal mariana de Huesca cuyo patrocinio, según el cronista Frco. Diego de Aínsa se debe a la reina Dª Sancha de Castilla y desde la monarquía se benefició al monumento con donaciones; el rey Jaime I estimulaba las visitas protegiendo a cuantos peregrinaban (testimonio con una specula) a Sta. Mª de Salas. El rey castellano Alfonso X el Sabio dedicó en su obra las Cantigas hasta diecisiete de ellas a la Virgen de Salas extendiendo su popularidad. A mediados del S. XIV en la guerra de los dos Pedros, Pedro IV el Ceremonioso se vio obligado a usar la plata de muchos templos para acuñar moneda y pagar a sus tropas, así que la incautó del Santuario de Salas, aunque después reparó las pérdidas con un retablo de plata y la imagen cubierta de láminas sobredoradas de Sta. Mª de la Huerta.

 

Y del Ciclo otoñal “De San Miguel Arcángel, protector del maligno, a San Úrbez, el sol de las montañas”.  Al llegar el otoño a finales de septiembre y en el mes de octubre, se celebran muchas ferias en el Altoaragón; en las zonas rurales llegaban a su final las tareas agrícolas (sanmiguelada); y los rebaños de los puertos de montaña bajaban a las tierras llanas, aunque hoy en día parece retrasarse por efecto del cambio climático.

La celebración de fiestas en honor a San Miguel el 29 de septiembre se extiende en numerosos lugares donde se venera en ermitas e iglesias. Al conquistar Zaragoza Alfonso el Batallador hizo construir la iglesia románica de San Miguel de los navarros, llamada así por la ayuda de éstos en la toma de la ciudad. Así mismo, la iglesia de San Miguel en Huesca, convento de Las Miguelas, fue fundada por el mismo rey aragonés en 1110 extramuros de la ciudad, frente a la puerta Sircata, al lado del puente sobre el Isuela y constituyó un centro asistencial dependiente del cabildo catedralicio con hospital, lazareto y cementerio. Una ermita en Barluenga, con un pequeñito cementerio, nos recuerda a San Miguel y en sus pinturas del S.XIV se representa pesando las almas de los muertos en una balanza; y venciendo al demonio representado como monstruo de siete cabezas; y por último la dedicación de un santuario al arcángel en el monte Gargano (Italia).

Y al final del otoño, el 15 de diciembre es San Úrbez, santo procedente de Burdeos, que fue ordenado sacerdote en San Martín de la Valdonsera; a quien se conmemora desde el valle de Añisclo en su ermita rupestre de Sastral, pasando por Albella, santuario de Nocito, Cerésola y terminando la ruta en San Pedro el Viejo de Huesca. En la exposición están presentes las arquetas que guardan las reliquias de los santos Niños Justo y Pastor, a quienes, cuenta la tradición que San Úrbez trajo a la ermita de la Virgen de las Montañas, en las inmediaciones de Nocito, dejando patente que a su muerte fuese sepultado junto a los restos de los santos de Álcalá. Se sigue aún hoy una devoción popular por este santo al cual se le presenta como pastor con su cayado vinculado a su esencia pastoril y al que se considera “sol de las montañas”.

S. Miguel Arcángel pesando las almas en el juicio final 1510-15 Museo Diocesano de Jaca

Altar de San Urbez en Nocito.

Eremitorio de San Urbez en el Cañón de Añisclo.

Que este curso sea regenerador de aprendizaje y un nuevo sueño para todos y que sepamos cuidar, para que perviva como seña de identidad, nuestro rico patrimonio cultural, material e inmaterial.

 

Michel Alcubierre.

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