Medio pan y un libro

18 mayo 2021

GOYA y sus pinturas.

La Regina Martyrum del Pilar

 

Un nuevo mes de Mayo en que conmemoramos a La Virgen Auxiliadora en su Santuario del Colegio salesiano de la ciudad de Huesca. Es el mayo dedicado a la Madre de Jesús que en nuestra ciudad, en su entorno, los romeros y cofrades le saludan también en las históricas ermitas: Nª Sª de Salas y de la Huerta, Nª Sª de Cillas, Nª Sª de Loreto, Nª Sª de Jara.

Y por otra parte nos encontramos en el año del 275 aniversario del nacimiento de Francisco José de Goya y Lucientes (30 de Marzo 1746 y bautizado al día siguiente en la parroquia del pueblo)), el genial artista de Fuendetodos (lugar natal de su madre Gracia Lucientes) que desde su pueblecito  del Campo de Belchite se ha hecho Universal gracias al inmenso trabajo desde sus adolescentes 14 años hasta los “Aún aprendo” de sus ochenta y dos.

Quisiera honrar, al hilo del mes dedicado a María, al artista genial D. Francisco José de Goya y Lucientes que homenajeó espléndidamente en la Basílica del Pilar el nombre de la Madre de Jesús. Muchas actividades, exposiciones, videoconferencias impartidas por expertos de este mago del arte, conciertos, e incluso un cortometraje que ha comenzado a rodar el gran cineasta oscense Carlos Saura, serán demostración de admiración a aquel aragonés único de fama inmortal, en este año del aniversario de su nacimiento, hace 275 años, el 30 de marzo de 1746.

El genio universal dotado de un talento extraordinario produjo creaciones artísticas de excepcional valor y con una habilidad original que fue consiguiendo desde abajo, en la parroquia de su pueblo, pintando un armario de sacristía. Para continuar luego en las alturas del Pilar de Zaragoza asombrando a todo el mundo entonces y hoy.                                 

Su padre, José, dorador de oficio, lo encomendará al taller del que será su primer maestro pintor José Luzán, con quien iniciará sus estudios artísticos y aprenderá a ser dibujante. Y destacará luego y a lo largo de su vida en múltiples facetas del arte, desde los cartones para tapices para la Real Fábrica de Sta. Bárbara, pasando por las pinturas al fresco como inicio de su carrera, las pinturas de San Antonio de la Florida en Madrid, los cuadros de Historia, los retratos, los cuadros religiosos, los grabados, las  cuatro series de los Caprichos, Proverbios o Disparates, Desastres de la guerra y Tauromaquia; los cuadros fantásticos, y las pinturas negras con sus enigmáticas visiones.

Pero la primera obra conocida de Goya es la que realizará dirigido por su padre, que será pintar el armario de las reliquias de la iglesia de su pueblo cuya puerta de dos hojas decorará con “La Venida de la Virgen del Pilar”, tema propio del momento en Aragón, que trabajará con especial devoción. (Por desgracia, este mueble desapareció durante la guerra civil). Dicho mueble era de pino y allí representa la aparición de La Virgen a Santiago, junto al río; Ella señalando la Columna que llevan los ángeles entre nubes, mientras otros ángeles sostienen la imagen brillante. Un resplandor del cielo ilumina el Ebro y Santiago se arrodilla ante Sta. María. “Aplica para su composición todos los recursos pictóricos conocidos, utilizando líneas diagonales y verticales, que nos conducen desde los resplandores de la zona superior a la Virgen María, su columna, y abajo los apóstoles, en un ritmo en zig-zag creciente y luminoso. Suaviza y compensa este movimiento energético con ritmos redondeados de las nubes y los angelitos en tonos claros, denotando ya, en esta primera obra documentada, todas las claves compositoras que irá desarrollando a lo largo de su vida.” [1]

 

El Armario de las reliquias de la iglesia de Fuendetodos pintado por Goya    «Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago» (AHP.- Gobierno de Aragón)

También en este primer tiempo de artista, a los 16 años, está pintando un cuadro “Padre eterno” en la iglesia de Esquedas, señorío de Sobradiel, que se colocaba el día de Jueves Santo cuando se montaban escenografías especiales. Y alrededor de sus 25 años decoraba el palacio de los Condes de Sobradiel en la zaragozana plaza de San Cayetano. El historiador D. Ricardo del Arco y Garay, cronista de Huesca, correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de S. Fernando y de S. Luis, escribió un artículo dedicando todo tipo de elogios a las pinturas de tema religioso en la capilla de ese palacio: “…se ve a Goya en todo su esplendor de su talento y en toda la factura de su inimitable estilo…Mas donde se revela con toda amplitud el carácter de nuestro autor, es en la composición que adorna el techo del oratorio. Si no la trazó Goya, hubo de resucitar expresamente para pintarla: tal es de típica, de genial”. (se refiere al cuadro Descendimiento o Entierro de Cristo). “Goya fue un perfecto cristiano, y ello le llevó a trazar pinturas de índole religiosa; pero no hay que buscar en éstas la nota mística.” “Cuatro pinceladas le bastan a él para expresar lo que a otro le costaría cuantiosos y amanerados retoques…la imagen del personaje tenía expresión, sabemos cómo pensaba, qué quería; el espíritu había llegado a ser reproducido en el lienzo”. [2]

En Aula Dei Goya empezó a experimentar soluciones que culminaría en El Pilar y más tarde en San Antonio de la Florida. Demostró hacerse un genio con el tiempo porque  se permitió el lujazo de hacer las mejores pinturas neoclásicas de España, pero ese estilo no iba con su forma de ser y decidió dar un giro y empezar a ser él mismo. Ya dejó una primera muestra de su capacidad en “La Adoración del Nombre de Dios” o “La Gloria” sobre el Coreto de la Virgen en El Pilar. En cuanto acabó el Coreto le esperaba otra gran obra mural: las pinturas de la Cartuja de Aula Dei en Peñaflor, a orillas del Gállego. Gracias a D. Valentín Carderera, pintor, gran admirador de la obra de Goya y coleccionista suyo, sabemos que un monje de la Cartuja escribió: “por los años de 1772 a 1774 pintaba Goya en la iglesia de la Cartuja de Aula Dei la vida de la Virgen en varios cuadros. Los monjes hacían especial estimación de los del Nacimieno del Salvador y de La Virgen”. Le encargaron vestir de luz y color los muros de la iglesia de su Cartuja para que relatara la vida de la Virgen María y su capacidad narrativa quedó bien patente en estas obras como gran dominador de la luz, precozmente impresionista.

 

En los primeros ochenta Goya está entre Madrid y Zaragoza. Y aquí, pinta su obra maestra de la época, su tesis doctoral, como dice su investigador especializado en el joven Goya, Arturo Ansón. Es la “Regina Martyrum”, para el Pilar lección  que sólo los mejores pintores aragoneses de final del S. XIX y comienzos del S. XX  lograrían comprender en toda su profundidad y relevancia artísticas.

Siguiendo el plan de la Junta de Fábrica de la Basílica del Pilar, le encargan a Francisco Bayeu la decoración de las cúpulas del entorno de la Capilla de la Virgen, y éste contrata a Francisco de Goya para completar dicho trabajo. La idea de decorarlas con las advocaciones de las letanías lauretanas [3] dedicadas a la Virgen será del escultor Carlos Salas que había realizado las esculturas  que adornan la Santa Capilla. El motivo central de la obra es la figura de La Virgen en una cúpula de 12 metros de diámetro tratada con la técnica al fresco. Una buena preparación de mortero y cal en tiempo, sus pinceles y sus brochas transforman la blanca cúpula en ángeles y mantos de coloridos intensos. María coronada de cal brillante mira hacia lo alto; a sus pies, S. Lorenzo, S. Vicente, S. Jorge, Los santos Niños S. Justo y S. Pastor y 14 mártires más vestidos de vermellón o azul. Rodeados de la alegría angelical, envueltos en torbellinos de ropajes azules y rojo oscuro. Ángeles que dejan ver sus piernas y su carne transparente. Es el éxtasis de la contemplación de María, Reina. 220 metros de superficie al fresco, más de 70 figuras completas, 41 jornadas de trabajo sin aliento. Todo en un esquema armónico compensando formas y colores. Goya se incluirá entre los mártires, como una premonición de lo que iba a sucederle con este trabajo. Porque sólo pintó una de las dos cúpulas que primero le encargaron. Es la que está delante de la capilla de San Joaquín en la que representó la Letanía “Reina de los Mártires o Regina Martyrum”. Solucionó el conjunto a 28 m. de altura a base de círculos o anillos circulares: uno de figuras en primer plano, la fase más humanizada; y un segundo círculo abierto, de ángeles que se distribuyen alrededor de la Virgen en el cielo; luego se forman triángulos equivalentes de tal forma que la luz y el color se reparten por toda la superficie armónicamente. Consigue infinitos puntos de vista desde cualquier ángulo para contemplar la pintura.

Las diferencias habidas entre él, la Junta de Fábrica del Pilar y Bayeu su director, vinieron dadas por las características de esta obra: su monumentalismo, las novedades compositivas que introdujo, el atrevimiento, la fogosidad en la ejecución, y la belleza del colorido. Es decir, no se sometió a las reglas académicas, planteando un nuevo lenguaje decorativo personal a base de brochazos y pinceladas llenas de vida y emoción, sin hacer rectificaciones. Porque Goya inventaba pintando y sabía que lo que hacía allí era para verlo desde la lejanía. Algo que no comprendieron en su época.

Y terminaré citando al gran literato del S. XX Gonzalo Torrente Ballester que dijo de Goya: “Es un artista que podría ser representado gráficamente como una línea ascendente. Es un autor que camina hacia la perfección”.

[1]  de sus estudiosos-restauradores Teresa Grasa y Carlos Barboza «Goya en el camino». Ed. Heraldo de Aragón S.A.

[2] D. Ricardo del Arco y Garay: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. Tomo XXIII. 1915

[3]  Letanía/as: rezo que consiste en una serie de invocaciones o alabanzas a la Virgen que se dice después del Rosario. Y Lauretanas, por referirse a Loreto donde se conserva la Santa Casa de María.

Michel Alcubierre

También te puede interesar…

La Pasión

La Pasión

Los días 5, 6, 12, 13, 19 y 20 de abril vuelve al Teatro Salesiano de Huesca uno de los actos más tradicionales de la Semana Santa oscense: La Pasión. Cerca de 80 años de historia avalan a esta obra de teatro que recoge la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.

Turnos de Vela

Turnos de Vela

“Quedaos aquí y velad conmigo” (Mt 26, 38). Después, volviendo a los discípulos, los en­contró dormidos, y dijo a Pedro: “¿no habéis podido velar conmigo una hora?”.

Telón

Telón

El Teatro es una actividad humana que hunde sus raíces, en la civilización más antigua. Y con razón. Sirve para expresar valores, conductas, sentimientos, que bien enaltecen a los hombres o provocan su ruina.