María siempre nos ha ayudado y seguirá siempre ayudándonos” (MB V, 191). Lo dijo Don Bosco y cien años después desde que los Salesianos llegaron a Huesca en el año 1903 a realizar su trabajo con la juventud oscense se viene cumpliendo.
Fue el año en el que los salesianos iniciaron su trabajo con la juventud oscense, y donde en lo alto del edificio la imagen de María Auxiliadora preside la fachada del Colegio inaugurado el 29 de abril de 1906 Desde ese primer año se celebra la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo, celebrándose una procesión con la Virgen por las calles de Huesca, iniciada esta el año 1918 día de su Fiesta.
El Centenario de la venida de los Salesianos a Huesca, tuvo su reseña en nuestra Revista “Huesca y Don Bosco”, y con fecha marzo-abril de 2004, se incorporaba la sección de “El 24 nos vemos”, como recuerdo imperecedero de amor y devoción a nuestra y Virgen de Don Bosco.
No hemos logrado conocer la fecha exacta de la puesta de la imagen en lo alto del edificio, pero tendríamos situarla antes de quitar los andamios de la parte frontal del edificio, durante los años 2003/2004.
Realizados los planos se acordó la ornamentación y terminación del edificio con la estatua de María Auxiliadora como Patrona de la Congregación Salesiana.
Los dos primeros salesianos que pisaron Huesca, tuvo lugar según los cálculos antes del mes de octubre de 1904, y fueron los salesianos Don Antonio Bentanach, sacerdote, y el joven salesiano Don José Conejo acompañados por el Padre Inspector Don Manuel Bautista Hermida quien les hizo entrega de la cantidad de 1000 pesetas para su estancia y compra de material escolar, adecuando con ello las primeras aulas de enseñanza para las primitivas clases del colegio.
Cien años, mis queridos Antiguos Alumnos son muchos años, son muchas generaciones, muchos los jóvenes que hemos pasado o por el Oratorio o por sus clases, por el recreo, por el Teatro, tan Salesiano, o por la Capilla y después Santuario de María Auxiliadora.
Han sido 20 años de invitarnos a vernos en el Santuario, por medio nuestra comunicación “Huesca y Don Bosco” para visitarla con devoción y amor de hijos, mientras los salesianos nos aportaban una enseñanza con todo el carisma de Don Bosco a quien representaban y nos enseñaban quien era este Santo tan dedicado en cuerpo y alma a la juventud. Hoy lo recordamos con esta pequeña historia de su llegada a Huesca en la que abrió sus cariñosos brazos de Madre a todos, y al paso de los años quedamos incorporados a nivel mundial a una gran familia,
somos la Familia Salesiana.
Don Bosco, presente en el Santuario, a la derecha del altar con Domingo Savio, no estaba excluido de nuestro “El 24 nos vemos”. Don Bosco, Padre de la Familia Salesiana tiene una amplia historia…
La expresión “Familia Salesiana” fue pronunciada oficialmente por primera vez por el Papa Pio XI, el día 3 de abril d 1934, dos días después de la canonización de Don Bosco, a los peregrinos llegados a Roma para esta ocasión: “Vosotros representáis a aquellos que habéis dejado en los diversos lugares de donde provenís, toda la gran familia”
Ya Don Bosco desde los inicios de su misión, sintió la necesidad de ayuda. No dudó en pedirla a todo aquel que pudiera contribuir a dedicar algo de su tiempo o de sus bienes en favor de la juventud necesitada. De esta manera formó un grupo de laicos, hombres y mujeres, y de sacerdotes amigos de Don Bosco, que colaboraban con él de múltiples formas. Ante todo su propia madre mama Margarita acompañando y animando a su hijo en los difíciles comienzos del Oratorio y del trabajo con los chicos que llamaban a la puerta de su casa.
Junto a Margarita estuvo la madre de Miguel Rúa, primer salesiano y la madre del arzobispo Gastaldi y el padre de Domingo Savio. Este grupo de personas, que conocían y querían bien a Don Bosco, fueron dando a su obra un matiz totalmente distinto al que existía en otras instituciones de la época dando a todo el ambiente educativo la impronta de un “clima de familia».
Dentro de este grupo de primeros colaboradores hay que destacar a los sacerdotes que se prestaban para aportar algo de su tiempo a la Obra de los Oratorios que estaba surgiendo con Don Bosco. Junto a ellos comenzaron a profesar como salesianos aquellos jóvenes que habían convivido con Don Bosco desde los inicios del Oratorio y que habían experimentado su sistema educativo.
La visión de Don Bosco era todavía más amplia, él quería llegar si fuera posible “a todos los jóvenes del mundo” Fue dando forma a un Reglamento de vida para un grupo más comprometido en su misión: los Cooperadores Salesianos. También otro grupo de bienhechores y simpatizantes ayudaban con su aportación económica a las obras iniciadas por Don Bosco en Turín y en otras naciones de Europa y de América.
En este mismo sentido las circunstancias hicieron que se encontraran dos personas que llevaban las mismas inquietudes: Don Bosco y María Mazzarello, juntos darían forma a otra fuerza eclesial de la misma familia: las Hijas de María Auxiliadora.
De este núcleo inicial fueron surgiendo los distintos grupos de lo que hoy llamamos “Familia Salesiana”. Son grupos con organización propia y reconocimiento eclesial específico, pero que se encuentran todos ellos en la persona de Don Bosco.
En la actualidad este movimiento de simpatía y compromiso juvenil se ha visto actualizado por los miles de catequistas, profesores, seglares y animadores juveniles del “Movimiento juvenil Salesiano” que forman en sentido amplio una gran “Familia Salesiana”,
y adoramos al Señor en el Sagrario.
Y dentro de “El 24 nos vemos”, junto a María Auxiliadora y a Don Bosco, tenemos frente a nuestros ojos, a Jesús en el Sagrario, el que vino a este mundo como decimos en el Credo, “por nosotros los hombres y por nuestra salvación”.
Las palabras de Jesús: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” pueden ser aplicadas a su presencia en el Sagrario. ¡Visitemos el Sagrario!
Hubo un sacerdote, Párroco que fue Párroco de la Iglesia de Palomares del Rio. Sevilla, y sevillano también él, que fue Arcipreste de Huelva. Obispo de Málaga, posteriormente de Palencia en donde murió y donde está enterrado. Se llamaba D. Manuel González García, y es conocido como “el Obispo de los Sagrarios abandonados”.
A Don Manuel, en proceso de beatificación, le interesará más que el contar su vida, contar su gran ilusión terrena: que nos hagamos eco del problema de los “Sagrados abandonados”. Muchos de cristianos que acuden a la Iglesia a rezar al Cristo de su devoción, bodas, entierros, 1ªs Comuniones… olvidan que Jesús está presente en el Sagrario e intentamos con este recordatorio de D. Manuel, que no olvidemos que Jesús está en el Sagrario.
Manuel escribió en su testamento; “Pido ser enterrado junto a un Sagrario para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen ¡Ahí está Jesús!; ¡Ahí está!; ¡No dejarle abandonado!”.
Hay distribuidas en toda España 70 capillas de Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento. Muchas más que secciones de Adoración Nocturna y miles de Iglesias y Conventos donde se expone el Santísimo para ser adorado ciertos días y en las tradicionales cuarenta horas.
¡No dejémoslo abandonado!