Comenzamos un nuevo curso con la ilusión de juntarnos sin mascarillas, de habernos abrazado y besado, unidos codo con codo. Seguimos hacia delante con paso firme y convencidos de que este curso llega cargado de oportunidades que vamos a provechar. Comenzamos el caminar, este curso Abrimos caminos.
Cada uno comenzamos con diferentes emociones o sensaciones que nos predisponen. La familia, los amigos son caminos llenos de amor. El amor es un camino tan bello que un apóstol de Jesús, San Pablo, le dedico un poema que es a la vez un proyecto de vida. Elena, la madre de Dani, la eligió para despedirlo. Es un himno al amor, ese amor que Don Bosco supo convertir en una bella forma de educar y que llamamos sistema preventivo. Un estilo educativo en el que no sólo importa amar, sino lograr que las personas se sientan amadas.
La mochila del personal del colegio está cargada de amor, nos ayuda a entender y perdonar los errores, a confiar en las decisiones, a empatizar con el que sufre.
Esta reflexión surge desde un dolor profundo tras las muertes de Dani y Alfredo. Los días en los que los despedimos han sido luz para iluminar nuestra labor como educadores salesianos. El amor incondicional a los jóvenes y el amor que recibimos de ellos es lo que dan sentido a nuestro día a día.
Es un lujo formar parte de esta casa, en la que en momentos tan oscuros como la muerte, las personas dan luz y sentido.
Comenzamos un nuevo curso; con alegría afrontamos el reto de acompañar a cada niña, niño o joven para que pueda dar lo mejor de sí.