En una publicación de Abril de 1972, para la fiesta de la unión, hace 50 años, encontramos este artículo de Brioso sobre La Pasión.
El sentimiento de familia, el trabajo por mejorar día a día este Drama Sacro, no desaparece.
La Pasión
Tradicional es, en verdad, la actividad salesiana en el aspecto teatral. Desde tiempo inmemorial, con las primeras interpretaciones de «Bato y Borrego», el teatro salesiano ha venido dedicando con voluntad y tesón admirables, a distintos y variados autores de nuestra escena nacional, algunas de sus más caracterizadas obras, no pretendiendo, como se ha dicho muchas veces, hacer teatro, esto queda para los profesionales que a Dios gracias en nuestro país alcanzan una evidente categoría. Pero sí se ha pretendido cultivar, dentro del campo aficionado, un género que, sin duda ha hecho las delicias de varias generaciones. Nuestros padres, nuestros hermanos mayores pueden dar buena fe de ello.
Pero quizá sea la representación del Drama Sacro, la vida y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, la que ha calado más hondo en el sentir de todos los que, anualmente, vivimos con intensidad y fervor este acontecimiento universal, religioso e histórico.
Con la última puesta en escena de la Pasión, se ha llegado a unas metas muy ambiciosas, como ya se ha dicho, en cuanto a montaje, organización e interpretación, se ha conseguido mucho; aún cabe mejorar el mecanismo ambiental de la obra y a ello pretendemos dedicarnos por entero durante el año 1972, procurando no perder esa conexión entre toda la gran familia que formamos los que, de una forma o de otra, intervenimos en la representación.
A nuestro entender, esta tradición sublime no debe perderse en el vacío de nuestra indiferencia. Es más, dedicaremos, si ello nos es posible, una especialísima atención y cuidado, a base de reorganizaciones interiores, y también una adecuada publicidad, utilizando hacia el exterior todos los dispositivos precisos, para que esta obra, esta maravillosa pieza teatral, la única que se representa en Aragón, tenga la resonancia que merece.
BRIOSO