Las guerras, las epidemias, el hambre, la exclusión de tantos jóvenes, el sufrimiento del Mundo no son ajenos a la devoción a María de Nazaret.
María vela por todos sus hijos, de una manera especial por todos aquellos que son víctima de la explotación y la injusticia.
Amar a la Virgen supone comprometernos en la solidaridad con los hijos de María que nuevamente son crucificados y ponen cara y ojos a lo que el papa Francisco llama la cultura del descarte.
En este 24 de Mayo pongamos todo el dolor del mundo en manos nuestra madre María Auxiliadora.