¡Cuántas veces hemos escuchado la típica frase de Francisco Mora, «Sin emoción, no hay aprendizaje»!
Y, así es, somos personas, con conocimientos, actitudes, habilidades y sentimientos. En muchas ocasiones, estos no nos dejan desarrollar al máximo nuestras capacidades. Y, por ello, hemos querido darle su importancia. ¿Queréis saber cómo?
Desde primero de infantil hasta cursos mayores, trabajamos las emociones todas las mañanas al llegar al cole. En cada etapa de una manera diferente, de acuerdo a las características psico-evolutivas y sin perder de vista sus intereses, aunque siguiendo siempre la misma línea.
– En Infantil seguimos al monstruo de colores. Él nos enseña la alegría, la tristeza, el miedo, el enfado y la calma. Y de manera oral, cada niño y cada niña expresa cómo se siente.
– En Primaria continuamos con todas estas emociones y otras más. A través de emoticonos, del «Semáforo emocional» o un «Emocionómetro» que nos permiten situarnos en más de una emoción a la vez. En esta ocasión, la dinámica puede llevarse a cabo de diferentes maneras. A veces, ellos mismos cogen su nombre y se sitúan en la emoción o emociones de acuerdo a cómo se encuentran. Otras veces, expresan el porqué se han situado ahí. El profesorado también tiene su nombre, también expresa cómo se siente, también es persona.
Comenzamos por parar y sentir lo que sucede por nuestro cuerpo. Seguimos dándole nombre a eso que hemos sentido. Y, poco a poco, observamos de dónde vienen esas emociones y lo más importante: todas hay que vivirlas. Lo importante es aprender a gestionarlas.
Y por esa razón las trabajamos. Porque una persona autónoma, una persona que va a ser agente activo en su sociedad, necesita saber gestionar sus emociones.
Para finalizar, os dejamos algunas imágenes para mostraros esos recursos que nos sirven para EMOCION(ARTE) en el día a día.