En nuestra aula, dedicamos 10 minutos por trimestre a cada estudiante en una tutoría individualizada. Este breve pero valioso tiempo nos permite conocer su proceso de aprendizaje y el ambiente del grupo, además de ofrecer un espacio seguro para expresar dudas y preocupaciones.
Cada tutoría se estructura en torno a tres ejes:
-
Regulación del aprendizaje
Reflexionamos sobre cómo el estudiante gestiona su estudio, organiza su tiempo y afronta los retos académicos. Juntos, identificamos estrategias para mejorar su autonomía y eficacia y nos ponemos retos para cumplir. -
Gestión emocional
Más allá del rendimiento académico, nos interesa su bienestar. Exploramos cómo se siente en clase, qué le motiva y cómo maneja situaciones difíciles. Este diálogo fortalece su capacidad para gestionar emociones y resolver conflictos. -
Convivencia y retos individuales
Analizamos su relación con los compañeros y el ambiente del aula. Si ha vivido situaciones de tensión o exclusión, buscamos formas de abordarlas. Además, establecemos pequeños retos personales, como mejorar su participación o fortalecer su confianza.
De esta manera, podemos detectar dificultades a tiempo y fomentar un clima positivo en el aula, donde cada estudiante se siente escuchado y apoyado. Pequeños cambios pueden marcar grandes diferencias en su desarrollo.





