Sombra aquí y sombra allá,
maquíllate, maquíllate.
Un espejo de cristal
y mírate y mírate.
Bueno, quizás estos peques no necesiten espejo para mirarse y saber que «están de miedo». ¡Cuántas cosas aprendemos en teatro! Desde infantil hasta secundaria (y más allá: En el club de amigos o en la Pasión), nuestros niños y niñas conocen de cerca qué es el teatro, en qué consiste y cómo se lleva a cabo. En educación infantil, en la tarde de ambientes, disponen de mil y una telas y mil y un «pingos» con los que crear mil situaciones, inventar «cosas que no son» (pero en teatro sí).
En educación primaria, una hora a la semana tenemos lo que llamamos «Reto Joven». Nos gustaría que nuestros chicos y chicas saliesen del cole con una serie de cualidades, de competencias que aparecen en nuestro dodecaedro. Entre ellas está: comprometida, participativa, reflexiva o autónoma. Para ello, a parte de la educación global e íntegra que se intenta llevar a cabo día a día y que se intenta que impregne nuestro cole, una hora a la semana podemos disfrutar de ese «Reto Joven». En cada curso es diferente, pues en tercer ciclo, por ejemplo, aparece el ajedrez, mientras que en primer ciclo, por ejemplo, está Justicia y solidaridad. Pero ese «área» que está presente desde 1º hasta 6º de primaria no podía ser menos que TEATRO. Conocer su historia, maquillaje, desplazamientos, sombras, luz negra, incluso un pequeño acercamiento al musical forman parte de esta «área» de Reto Joven.
Y es que, gracias a EL TEATRO, desarrollamos nuestra imaginación, nuestra creatividad, nuestra expresión oral y comunicación no verbal. Desarrollamos nuestra empatía, nuestra habilidad para trabajar en equipo y para estar solo con uno mismo en calma. Por un momento podemos mentir, incluso. Por un momento podemos no ser nosotros mismos o podemos ser nosotros mismos sin importar lo que los demás piensen. Gracias al teatro, todos podemos encontrar nuestro sitio.
GRACIAS, TEATRO
