Bernard Aucuturier era un pedagogo francés que creó una manera diferente de disfrutar de la psicomotricidad. Después de derribar un muro «simbólico» se puede acceder a un mundo mágico lleno de diferentes materiales que harán que los niños y niñas imaginen y diseñen su propia vivencia a través del movimiento. Se transformarán en personajes, practicarán diferentes movimientos corporales, accederán a materiales que, de otra forma, no accederían hasta una edad superior. Prueban, inventan, saltan, ruedan, escalan, suben, bajan, se esconden, lanzan y recogen…
Una vez que han salido del mundo mágico hacen la reflexión en grupo de qué han hecho, a qué han jugado y en qué se han transformado. Todo ello se realiza con tres normas básicas: cuido al material, cuido al compañero y me cuido a mí mismo.
Realizamos esta actividad una vez al trimestre, y, como siempre, esta vez ha vuelto a ser un éxito.