¡Cuánto aprendemos y, en ocasiones, qué poco conscientes somos!
Es algo que llevamos un tiempo observando. Cuando preguntamos a nuestros chicos y chicas qué han aprendido, normalmente, hacen alusión a contenidos de las áreas que se imparten en el cole. Pero… ¿solo aprenden eso cuando acuden al centro? ¡Esperamos y apostamos por que no sea así! Queremos que su aprendizaje sea integral, lleno de conocimientos, pero también actitudes, llegando a formar personas competentes, PERSONAS en mayúsculas. La educación que ofrecemos deja espacio para esos momentos más introspectivos, está impregnada de la adquisición de habilidades relacionadas con el trabajo en equipo (por ejemplo), así como del conocimiento, reconocimiento y gestión de las emociones… Queremos una educación que observe la evaluación de manera cualitativa e individualizada con cada uno de nuestros alumnos y alumnas, enfocándose en el progreso, denotando el esfuerzo. Optamos por una educación que progresa observando la sociedad en la que está inmersa, que lucha por que esta sociedad sea cada vez más HUMANA.
Así, una vez el profesorado vive este tipo de educación, quiere transmitírselo a familias y alumnado. Para ello, como prueba piloto, en 6º de educación primaria se han comenzado con una serie de tutorías individualizadas. En ellas, la opinión de las familias, del profesorado y del alumnado cuenta. Y no solo se abordan cuestiones académicas sino otras más personales y relacionadas con su día a día: gustos, relaciones sociales, rutinas de alimentación y sueño, etc.
Una vez el niño o la niña, junto con su familia, han respondido a las preguntas planteadas, el tutor y/o la tutora tiene unos 10 minutos para hablar con él o ella y comentar cuál está siendo su progreso en su aprendizaje íntegro y qué objetivos le gustaría marcarse para seguir caminando hacia sus metas.
Veremos hacia dónde nos lleva esta idea, veremos si ayuda o no a nuestros chicos, lo valoraremos con ellos y con ellas. Mientras tanto, abrimos caminos.