¿Cómo contarles en apenas unas líneas tanto caudal de sentimientos por unos días tan intensos en Anzánigo? Vivimos siempre alocados y sin frenos y, a veces, es necesario salir de la rutina, pararse a pensar en nuestro camino y tomar un poco de aire. Esa era la idea en esta Pascua Juvenil: reflexionar y meditar en torno a la muerte y Pasión de Jesucristo y fortalecer el equipo de monitores.
Salimos el martes por la mañana y nos asentamos en la casa. La primera dinámica fue un juego de rol en el cual adoptamos los papeles de cinco personajes claves en la muerte de Cristo (Judas Iscariote, Caifás, el centurión romano, Pilato y Herodes) y tras investigar un poco acerca de sus motivaciones, los sometimos a juicio para determinar su grado de culpabilidad. A pesar de ser todos ellos culpables, los absolvimos de sus pecados tal y como hizo Cristo en la Cruz “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El día siguiente por la mañana discutimos problemas sociales actuales como el acoso escolar, el hambre, la enfermedad, las migraciones, la guerra… y nuestro papel como cristianos y cómo podemos afrontarlos desde nuestra perspectiva de monitores del Club de amigos. Finalmente, el momento más emotivo llegó el miércoles por la tarde cuando tras confesarnos, la penitencia consistió en un lavatorio de pies; al mismo tiempo que íbamos dando gracias a Dios públicamente por cada persona, monitores y educadores de cocina, que estábamos ahí y que concluyó con lágrimas no amargas y muchos abrazos.
En definitiva, volvimos a Huesca el jueves como personas nuevas, con las pilas cargadas a tope para el fin de curso y con una idea mucho más clara de la Pascua.