El viernes día 4 de Noviembre los chavales del centro juvenil pudieron disfrutar de unas charlas acerca del voluntariado en general y el voluntariado en Italia que algunos de sus monitores realizaron el pasado verano.
Los chicos de 3º, por un lado, realizaron un dinámica con Toni, con la finalidad de conocer un poco más el mundo de las ONG y concienciarse con los problemas del tercer mundo y la sociedad. Lo hicieron a través de casos específicos, personas con cara y ojos que de seguro ayudó a entrar en materia.
Los de 4º por su parte estuvieron con Estela que mediante una serie de preguntas a los monitores que realizaron la experiencia iban dando a conocer el voluntariado en Italia.
Para que podáis conocer más acerca de esta bonita experiencia os dejamos con un artículo que realizó uno de los participantes:
Ha sido una buena experiencia. De esta manera podría comenzar cualquier artículo referente a una experiencia de voluntariado. Sin embargo, el campo de trabajo de “La Melonera” en la región de Lombardía, Italia, fue algo más, fue un voluntariado “salesiano”. Toda palabra acompañada de este adjetivo ha de ser objeto de nuestra revisión, hay que girar el prisma y observar más allá.
La Melonera, en efecto, es un campo complicado, exigente y donde en ocasiones el individuo puede sentirse desalentando. No obstante, como voluntario, usted va a tener que hacer frente a una terrible paradoja.
Tumbado en su fino colchón, dispuesto en una pequeña y calurosa sala, el voluntario comienza su repaso del día.
Una hora ganada al amanecer es un tesoro por la tarde. 6,50 de la mañana, la alarma suena implacable y es momento de levantarse ¿Qué labor me tocará hoy? Por grupos, la tropa va desfilando fuera del recinto para desempeñar su trabajo: unos pelan cables (deshaciéndose las manos), otros repintan un convento cercano (poniendo a prueba tanto su destreza con la brocha como sus lumbares, pudiendo observar posturas de lo más rocambolescas). Por suerte esta mañana no me ha tocado ninguna de esas tareas, hoy clasificaré objetos para enviar a Etiopía. Aun siendo la más sencilla de las labores me ha costado lo suyo ir de aquí para allá con cajas y buscar todo tipo materiales clasificables durante 4 horas.
Por la tarde y a falta de una buena siesta, prohibida en estas tierras, hemos realizado una actividad todos juntos, ha sido un momento realmente constructivo y me ha ayudado a reflexionar. Más tarde veo cómo, entusiasta, todo el mundo sube a unas destartaladas furgonetas con una sonrisa y se encamina a trabajar, ¿cómo lo harán? Estoy exhausto, no importa, tengo que dar bastante si quiero conseguir mucho. El trabajo en la noche es caótico, otras tantas horas fregando, sirviendo, limpiando o atendiendo a clientes en el restaurante pone a juicio la mejor de las templanzas.
Tras una oración final retornamos al punto inicial, la soledad del voluntario en su colchón sumido en sus pensamientos, pero algo pasa. Le sorprenderá saber que pese a la dura jornada, el joven es un hombre feliz. Quien tiene la conciencia en paz, lo tiene todo. Esa es la verdadera paradoja, después de toda la tempestad el individuo descansa más vivo de lo que jamás había estado, teniendo la certeza de haber ayudado a construir un mundo un poquito mejor.
No basta con saber las cosas, es necesario practicarlas. El escrito que tiene frente a usted, aparece alguna frase utilizada por Don Bosco. Han sido usadas a propósito, con la finalidad de hacerle reflexionar sobre la figura de este gran hombre, que aun hoy a 201 años de su nacimiento sigue presente en el espíritu de millones de personas. Un hombre, que ha impulsado a jóvenes voluntarios, como los presentes en este campo trabajo, a crecer en lo personal, a no quedarse conformes con lo que ven y actuar, dando lo mejor de lo que son capaces, para continuar con su mensaje y para ser y hacer a personas felices aquí y en la eternidad.